Un vino de garrote, bebido en el molde de los pechos de célebres putas,
apenas es más sutilmente inmundo que este aguacero nocturno.
En lugar de dar golpes a las piedras,
ensangrentado de esputos como la escalera de un dentista—
ofrece un himen hasta en la oreja del cementerio
o una conjuntivitis en el ojo del adulterio…
Ni un pensamiento siquiera para la penitencia.
Nuestro pelo se duerme siempre antes
que nuestro vello…