El que habló con Dios y quiso hablar luego con la gente
tenía que tener cuernos…
Ya que nosotros empezamos a creer
sólo después de un milagro o una tragedia,
y esto incluso en el momento en que éramos pocos,
tan pocos que hasta los gemelos se peleaban
arguyendo que ambos tenían el pelo gris,
pero sólo uno de ellos lo tenía nada más en la frente.