La lluvia que destrozó la uva
se venga del desierto expectante, haciendo caso omiso de él.
De él, tan sabio, que por saber carece de ser,
de él tan blanco que sospecha que en todo hay manchas,
de él tan limpio, que hasta es inhumano,
de él tan cruel porque no peca,
de él que se vengará…
Piensas en las mitras de papel
de los herejes que están en la hoguera…