¡La escalera de cuerda de Romeo!
¡Qué ligera se mece al viento de la noche,
ocultando sutilmente su alma de cáñamo!
Quien por ella bajó comprende la grandeza del hombre,
que de no ser ultrajada aquí, no sería completa.
Y quien la sube
vive una pasión purasangre y lo bastante joven
para esperar un eco,
pero demasiado divina
para no perecer en su propio fuego…