El sol cambia de aspecto más de una vez al mes,
y más de una vez al año penetra con todos sus rayos
en la vieja iglesia
y alegremente ilumina las estatuas de los reyes
que yacen en las tumbas,
apretando con las manos ávidas un saquito lleno
que contiene las vísceras y el corazón.
Más de una vez al mes cambia la estrella
y varias veces al año se insinúa
con algunos de sus rayos en la morgue
y con la risa loca de un ser que se asfixia
empuja a los ciclistas vecinos a desviarse
por los campos de apio.
La luna cambia cuatro veces al mes,
pero sólo una vez al año entra en la tienda
de un vendedor de viejos sombreros.
Una vez al año y con un solo rayo.
¡Tiene tanto miedo!