Noche tras noche

Sólo una virgen puede entrar por la puerta cerrada

de su propia estancia

donde todo lo que lleva el nombre de seguridad

huele desde hace tiempo ya a onanismo,

violencia, esputo en un pozo o corona resinosa

arrojada voluntariamente sobre la torre del hombre.

Si es un poeta todo estará perdido;

si es un asesino reinará la desnudez

y habrá alguien que aplauda, alguien

contratado en las canteras de mármol de Esquilo…