Sólo una virgen puede entrar por la puerta cerrada
de su propia estancia
donde todo lo que lleva el nombre de seguridad
huele desde hace tiempo ya a onanismo,
violencia, esputo en un pozo o corona resinosa
arrojada voluntariamente sobre la torre del hombre.
Si es un poeta todo estará perdido;
si es un asesino reinará la desnudez
y habrá alguien que aplauda, alguien
contratado en las canteras de mármol de Esquilo…