Amantes IV

Van por el bosque… y aunque es un bosque denso,

en vano él la intenta convencer, miente, y cambia de voz:

ella teme que alguien pueda verlos…

En vano él le dice que los hombres se hincan de rodillas,

para rezar; que se arrodillan para amar;

que sobre sus rodillas ponen a las nuevas generaciones:

ella teme que alguien pueda verlos…

En vano él le susurra: Imagínate que dentro de cinco años

hará cinco años ya que estamos juntos

y no lo lamentaremos;

ella teme que alguien pueda verlos…

En vano luego calla e imagina que se ahoga a la altura de su seno

y ve las estrellas de deseo…

Ella teme que alguien pueda verlos…

Y sólo cuando ambos sin querer asustan a un ciervo,

su timidez animal, respaldada por una timidez no humana,

se convierte en pasión hasta desgarrar la falda, la camisa y el cuerpo…