El sonido, cierto sonido suave,
nutrido con la grasa del pie de Apolo.
Pero el paso, cierto paso tambaleante
que bebe el sudor del mortal.
El sonido en el camino hacia la pitonisa.
El paso en el camino hacia ¡el doble!
Pero, de veras:
al que pertenece a la parábola,
pertenece también el tiempo del arte…