De historias I

La serpiente, como una constelación, estuvo tan cerca de las mujeres

tal vez para que despreciaran la noche de bodas

en que cohabitaron con un dios

sucio de apio hasta las orejas.

Los hombres, al contrario, prefirieron a las más distantes diosas,

se acostaron con ellas y las hartaron de cuadros,

y todavía hoy siguen admirando el desagüe del retrete

que ha sobrevivido al palacio de Knosos.