Durante la noche de lluvia,
en la que no hay lugar para ninguna de tus intercesiones —
o bien durante el hielo, con el que muere la gente,
durante el hambriento hielo, que tal vez es Dios,
si Dios está en la pérdida de los sentidos —
en toda nuestra vida, en la que no hay contacto,
ya que somos sólo proximidad de dos contrairradiaciones,
la chantajista esperanza dice al asesino, que está todavía en el huevo:
«¡Si no naces tú, nazco yo!»…