Amargura, amargura, tú tan de aquí
y, con todo, vuelves de aquel mundo
precisamente en el momento en que suele llegar el cartero
¡con cartas secretamente abiertas!
Poesía, poesía, tú tan de aquel mundo,
y, con todo, no debes volver,
ya que hay voces de pájaros hace tiempo extinguidos,
que todavía hoy viven en la música de las danzas salvajes.
Amargura de la poesía, tú tan de aquí
porque de aquel mundo,
tú que sabes bien que los poetas suelen dar la palabra
que luego les gustaría recuperar,
sólo que Dios es siempre en el futuro…