El mundo de Minkowski

Las cosas nacen del miedo. Tienen la palidez de los espías,

evitan el movimiento, nombres y sexo

y se concentran en el último instante

previo a la creación del mundo… Lo que no significa

que sepamos cuándo empezaron a ser…

Y por ello, aplastados por el escalofrío del deseo

de existir por lo menos nosotros, y existir en el presente,

escuchamos agradecidos el canto de la oropéndola

que implora: «¡Compra cola!»

y como testigo escuchamos mugir al toro del país,

al que, frente al hospicio, engastan un ojo de cristal.