Un niño con el oído pegado a los raíles
está escuchando el tren.
Perdido en la omnipresente música
poco le importa si el tren viene o se va…
Pero tú esperabas siempre a alguien,
dejabas siempre a alguien,
hasta que te encontraste a ti mismo,
y ya no estás en ningún sitio.