Tras una noche de asombro

Estaba en la orilla con un árbol en llamas en la mano

iluminando a una mujer que atravesaba el río

agarrada a la cola de un caballo…

cuando ella se le acercó, él no dijo:

«Vengo de un lugar donde arde todo el bosque».

Y cuando él la abrazó, ella no dijo:

«Vengo de un lugar donde sigue sentada la mujer de Samaria

a la orilla del pozo…».

Ambos callaron… Primero porque

los vivía lo inexpresable

y después porque vivían la palabra sólo para la imagen…