Así

Éste es el momento: el niño escupe en el pañuelo

y atiende al dolor de la niña.

El joven sale hacia la columna

y vuelve del velloso talle de las ruinas,

tras haber derramado cuanto estaba en pie.

La muchacha está entera en las aperturas del ojo entreabierto

y su dedo ve al que ama.

Los hombres se asustan del movimiento de las llagas de Cristo

en el cuerpo de los estigmatizados.

Las mujeres se peinan. Y cuando las mujeres se peinan,

piensan en la muerte y temen mirar al espejo…