No has estado aquí desde hace casi un año.
Te daba miedo entrar.
Y cuando lo hiciste, el vacío una vez deseante
y luego desdeñado tomó la revancha
pidiéndote obstinadamente que compensaras
tu presencia con tu presencia.
Todo aquí te avergüenza:
linóleo, cabritillo, moscas muertas,
el pan mohoso, el vinagre agrietado de las rendijas,
la grasa de las manchas, la piel del aire curtido,
la saliva de arañas que se esconden por los rincones,
y, debajo de ello, el silencio
donde brilla la luna sólo durante un día…
Pero en medio de todo eso ves de pronto
(con la certeza del tiempo de una vida,
cruel, ordinaria, misteriosa)
una taza de café
manchada por los labios de una chica que te abandonó…