El amor a Dios se destruye a sí mismo
para que Dios tenga espacio.
El amor a sí mismo y al prójimo destruye al destructor y al prójimo
para que Dios tenga tiempo.
Pero nosotros no amamos a Dios, al destruir el amor,
para que la nada tenga espacio.
Pero nosotros no nos amamos a nosotros mismos ni al prójimo al destruir a Dios
para que la nada tenga tiempo…