Nube de atardecer

Involuntaria en el cambio e infantil en su desconocimiento del tiempo

devuelve al silencio el testamento oral del juego…

Su confianza en el movimiento inmóvil, sin embargo,

sería menor,

si debajo de ella no surgieran de pronto

los gansos salvajes emigrando…

Después se queda inmóvil aún más musicalmente

ilusoria ya, pues amorosa…

Y tú, indigno testigo de su felicidad,

no te atreves casi a preguntar

qué es lo que impidió a la angustia invadir el corazón,

porque estaba demasiado desarmado…