Siempre la ausencia, más: el abandono,
y el abandono en todos los signos de crueldad
y en la detención preventiva de los más libres
entre los reproches no pronunciados…
Incapaz de un llamamiento, ni siquiera te defiendes,
y, con todo, no puede ser de otro modo, ¡lágrimas ya iniciadas!
Lo que hemos abandonado, nos posee,
y lo que nos abandonó, ¡se nos entregó!