Rudo lienzo de cáñamo, hermoso lienzo
deslizándose insinuante por el cuerpo de la mujer
que está entre dios y los hombres…
El pintor anhela recubrirlo de esquiva humildad,
el escultor quisiera encerrarlo en una forma aún más púdica,
y el poeta, frente a él, sabe
que no vemos lo que no está oculto.
Pero la mujer, provocativa, lo desgarra
entre dios y el hombre…