Si el hombre no se siente perdido,
está perdido para todo lo que acontece a los demás
y lo que a él le acontecerá.
Y perdido así escribe una carta y el sobre,
lo sella y subraya: ¡Abrir después de mi muerte!
Pero estar perdido y resistir
y tener la luna en el libro y la noche tan sólo en el leer,
no saber dónde ni cómo,
no estar solo pero estar perdido,
es como si el propio dolor con alguno ajeno
engendraran un tercer corazón.