Un recuerdo empapado de sudor de bailarina
y amuecado en estatua de salvarsán
revolvió en ti un clamor abismal
una noche… y adivinando
por el movimiento de la serpiente
que hoy gime en tu impotente soledad,
te desvela un paisaje absorbente
donde la nada de encima de las rocas es como un salto
entre cuyos muslos se cierra un manantial
ante el sexo de los días aciagos…