No, no soy yo, ¡engañas a tu propiasangre joven!
Y en el gozo esperarías la señal secreta
de otro sudor, del sudor que se funde con las lágrimas.
Y quisieras fijar
con otra raíz
el momento de los muslos,
cuando el árbol del odio se encuentra con la saliva…
¿O soy yo en realidad?
Veo tu ser
que hacia mí se dirige vacilante
como si buscara
qué hay de futuro en el camino de la nube nocturna
por encima del hombre que en apariencia duerme…