Es la ciudad y la noche. Pero una noche
que teme a las casas oscuras
y a las calles herniadas en los flancos de los parques.
Tan decidida en otro tiempo, vacila ahora en avanzar,
tan íntegra en otro tiempo, y además tan enterrada en sí misma,
se vuelve ahora como si hubiera perdido algo,
o como si algo se le hubiera olvidado…
Y en realidad en estos momentos perdidos, endeudados para siempre,
se acerca y se entrega toda precisamente en el momento
en que encima de ti, y empujada por ciegos muros,
reluce bajo el alero una buhardilla
como la sobretasa de una esquela mortuoria…