LXX. Pero existe el vino

El que diferencia humaniza

y comprende sólo al mortal…

Pero existe el vino… Los antiguos poetas

olvidaron en su secreto

de qué modo la razón carente de bosquecillos y de nieve

debía castigar las huellas del zorro.

No les asustó el cuervo, que voló

las crecidas cejas del entierro,

no les conmovió el lamento del niño,

no les confundió la clara simplicidad de los fieros martirios,

que interrumpía la visión en los pensamientos.

Y al tener el hombre a la mujer en medio

de parte de la naturaleza,

eligieron ellos luego la nada

pues ya en el puntodedios se hallan unidos con el todo.