Una humeante ráfaga de nubes cubrió lúgubre
la mecha de lo solar y el descantillado barniz del cielo.
El miedo envejece donde los niños hace sólo un instante
mordisqueaban una hoja de sauce,
y el posible brillo tiene en el cerebro las doce trasnoches del búho.
Sólo levemente he rozado tu pecho joven,
sólo con levedad rozo el agua de la ola…
y el ritmo, largo como un noviazgo,
al buscar la armonía, se encuentra con los elementos…