LXIV. Tormenta junto al río

Una humeante ráfaga de nubes cubrió lúgubre

la mecha de lo solar y el descantillado barniz del cielo.

El miedo envejece donde los niños hace sólo un instante

mordisqueaban una hoja de sauce,

y el posible brillo tiene en el cerebro las doce trasnoches del búho.

Sólo levemente he rozado tu pecho joven,

sólo con levedad rozo el agua de la ola…

y el ritmo, largo como un noviazgo,

al buscar la armonía, se encuentra con los elementos…