XLVII. Antes de la tormenta

Cuando el vértigo convierte en oscuridad todo lo visto,

por el murmullo de la cascada comprende la sangre

los muros manchados por la espuma

de rabia de la cicuta.

Como si faltara algo en la herida,

que sin vengarse se hubiera cicatrizado…

Una fuerza igual al árbol llena el regazo

que invita no invitado.

La mujer se muerde en los labios de su amante…