XLII. Cascada

El que todavía está en el valle y está dudando

si coger el vaso…,

aquí ya habría sido bebedor.

El cambio de la corriente dulcemente murmurante

se hace aún más suave, si adivina

que con él se estremecerá

la grisácea corneja…

Alguien pregunta: «¿Qué son las fuentes?».

Y el poeta contesta:

«Las montañas se conocieron».