Es otoño… La amada está en lontananza
y en su luz acaba la voz
bajo la superficie de la piedra…
¿Es cercanía la separación? ¿Sabemos algo del encuentro?
¡Qué secretamente tiembla
el recuerdo en el seno aún no besado,
pero también la alegría, incomprensible
como las últimas palabras de los moribundos!
La mirada del deseo entiende a través de las lágrimas
el lacustre encendido de la médula de las garzas,
el árbol sabe bien que repartir
significa volver,
y tú mismo no eres otra cosa que sensación
de que el abandono sin vacío
o bien ha envuelto su abismo
o bien no lo ha encontrado todavía.