XXXI. Vacante

Llueve e ilumina el mundo.

Mas el ser es la cara opuesta a la caída.

El mundo pasado es cienfrases.

Dios no habla detrás, sin embargo.

*

El intelecto transforma el ardor de ser

en una heladita de otoño

para que como racimo te endulce

el poema y la lengua.

*

Nunca podemos ser lo que debemos ser.

Pues si hubiéramos debido ser hombres

habríamos tenido que crearnos a nosotros mismos.

Pero esto es, a su vez, del dominio de Dios.

*

Lo perdiste todo, besada por él.

Te dejó a los rudos mitos.

Mas todo lo que te adorna,

vuelves a encontrarlo si lo besas.