Llueve e ilumina el mundo.
Mas el ser es la cara opuesta a la caída.
El mundo pasado es cienfrases.
Dios no habla detrás, sin embargo.
*
El intelecto transforma el ardor de ser
en una heladita de otoño
para que como racimo te endulce
el poema y la lengua.
*
Nunca podemos ser lo que debemos ser.
Pues si hubiéramos debido ser hombres
habríamos tenido que crearnos a nosotros mismos.
Pero esto es, a su vez, del dominio de Dios.
*
Lo perdiste todo, besada por él.
Te dejó a los rudos mitos.
Mas todo lo que te adorna,
vuelves a encontrarlo si lo besas.