XXIII. Sólo en la oscuridad

Deja que todo en torno tuyo se llene de hierba,

sólo en la oscuridad están los dioses.

Los pájaros alzan el vuelo cuando

podáis los arbustos de espino.

Incluso a los muertos la medianoche solamente los conoce.

¡Mira!, en el cementerio,

con negra cola silbante,

apaga el caballo

las velas curiosas en humo ciego.