XIX. En la profundidad de los bosques

Otro viento tiene ya algo de inmodestia…

Sin embargo, aquí, sólo el vaho como una fuerza

lanzada al bosque por el caballo,

humea quedamente en pos de su imagen.

Un allende de hechizos asalta al verdor

con una ternura harto insensible,

la angustia es más cálida en la bajonada

hacia la que todo sonido astuto

hace que goteen los doradoactos de los sentidos…

y ante las piedras

el almita vacila levemente al palpar

la vida pasada de las prímulas.

La naturaleza en el género masculino del silencio

no se tiene sólo a sí misma.

¿Fue alguien alguna vez tan a fondo?

¿Empezó, cambió y, halagado, se vio obligado a seguir,

precoz siempre frente al presentimiento?

Aquí nada se dice de él. Puras nohuellas.

Pero precisamente ésta: ¡como pide, grita, se graba y se debilita

en el pulpo del tronco!