Otro viento tiene ya algo de inmodestia…
Sin embargo, aquí, sólo el vaho como una fuerza
lanzada al bosque por el caballo,
humea quedamente en pos de su imagen.
Un allende de hechizos asalta al verdor
con una ternura harto insensible,
la angustia es más cálida en la bajonada
hacia la que todo sonido astuto
hace que goteen los doradoactos de los sentidos…
y ante las piedras
el almita vacila levemente al palpar
la vida pasada de las prímulas.
La naturaleza en el género masculino del silencio
no se tiene sólo a sí misma.
¿Fue alguien alguna vez tan a fondo?
¿Empezó, cambió y, halagado, se vio obligado a seguir,
precoz siempre frente al presentimiento?
Aquí nada se dice de él. Puras nohuellas.
Pero precisamente ésta: ¡como pide, grita, se graba y se debilita
en el pulpo del tronco!