XV. Durmiente

A Vladimír Justl

En la ladera de las lágrimas, en el momento de las pestañas

duerme una chica… Duerme y algo quiere.

El bosque le ha mordisqueado el pelo

con los dientes de oro de la retama.

Y no la suelta. Precisamente hoy,

cuando cae el sol en el alarido sin fondo

como si un perro ciego

vomitara en el vacío el anillo de bodas.

Lo que antes estuvo en las formas

es tal vez el contenido del universo.

Por los miembros de la chica fluye el temor

temiendo su exceso.

Mira, el espanto le besa una reineta

y luego otra, las dos…

Ensangrentadamente palidece

como la sábana tras la boda.

Y su ilusorio sollozo

destruye la lánguida realidad del día…

El alma tiene algunas almas

para un cuerpo único.

Pero pronto la temblorosa blancura

con oscuridad tocará su propia tez…

El cuerpo tiene más, más cuerpos

para un alma única.