X. Leyendo las cartas de Shelley

La felicidad no existe en un corazón repleto…

Ya que precisamente cuando

el humoso alcance del gozo se deja oír hasta los huecos

reflejos del duelo,

el pensamiento desea una tumba a las columnas.

Si realmente fluye el agua,

la calma libre y conciliadora

está apenas en reposo.

¿Y el poeta? Mira, se va,

se va, como ya no existente, a otra parte,

si debe estar aquí todavía…