La felicidad no existe en un corazón repleto…
Ya que precisamente cuando
el humoso alcance del gozo se deja oír hasta los huecos
reflejos del duelo,
el pensamiento desea una tumba a las columnas.
Si realmente fluye el agua,
la calma libre y conciliadora
está apenas en reposo.
¿Y el poeta? Mira, se va,
se va, como ya no existente, a otra parte,
si debe estar aquí todavía…