IV. Calor sofocante

El alto resplandor se arrastra como un águila

a la que un perro hubiera llenado de reproches…

El amorfo dolor surgido de la felicidad,

que confía en la nada, no contiene en sí lo primero,

se devana, cienbocas,

por ambos lados de la sangre.

El sentir puede rebasar el sentir

sólo con la gracia de la serpiente…

Pero, junto al agua, tiene Dios su desnudez

en los ángeles del desierto.