De una manera retorcida y extraña, Bryn y yo nos conocimos por Mia. Bueno, en cierta forma, supongo. Realmente fue a causa de la cantautora Brooke Vega. Shooting Star había sido programado para abrir el concierto para la antigua banda de Brooke, Bikini, el día del accidente de Mia. Cuando no se me había permitido visitar a Mia en la UCI, Brooke había llegado al hospital para tratar de crear una distracción. Ella no había tenido éxito. Y ese había sido lo último que había visto de Brooke hasta el momento de locura después de que Daño Colateral obtuvo doble platino.
Shooting Star estaba en Los Ángeles para los MTV Movie Awards. Una de nuestras canciones previamente grabadas pero que nunca fueron lanzadas al mercado había sido puesta en la banda sonora de la película Hello, Killer y estaba nominada a la Mejor Canción. No ganamos.
No importaba. Los Premios MTV eran sólo los últimos de una serie de ceremonias, y había sido una buena cosecha en términos de premios. Apenas unos meses antes habíamos recogido nuestros premios Grammy por Mejor Artista Nuevo y Canción del Año por Animate.
Fue extraño. Pensarías que un disco de platino, un par de Grammys, un par de VMAs harían tu mundo, pero cuanto más de todo ello amontonaba, más hacía el escenario que mi piel se pusiera de gallina. Allí estaban las chicas, las drogas, los aduladores, además de la publicidad, la publicidad constante. Gente que no conocía, y no admiradores, sino gente de la industria, corriendo hacia mí como si fueran mis amigos desde hace mucho tiempo, besándome en ambas mejillas, llamándome «nene», deslizando tarjetas de presentación en mi mano, susurrando sobre las papeles en el cine o anuncios de cerveza japonesa, sesiones fotográficas de un día por las que pagarían un millón de dólares.
No podía manejarlo, razón por la cual una vez que había terminado de hacer nuestra parte en los MTV Movie Awards, me escabullí del Anfiteatro Gibson hacia la zona de fumadores. Estaba planeando mi escape cuando vi a Brooke Vega caminando hacia mí. Detrás de ella estaba una chica bonita, y que lucía vagamente familiar con el pelo negro largo y ojos verdes del tamaño de platos.
—Adam Wilde, lo juro por mi vida —dijo Brooke, envolviéndome en un abrazo salvaje. Brooke había ido recientemente como solista y su álbum debut, Kiss This, había estado acumulando premios, también, así que habíamos estado encontrándonos mucho el uno al otro en las diversas ceremonias.
—Adam, esta es Bryn Shraeder, pero es probable que la conozcas como la nominada por Fox para el Premio al Mejor Beso. ¿Pudiste ver su fabuloso beso en The Way Girls Fall?
Negué con la cabeza.
—Lo siento.
—Perdí contra un beso entre vampiro y hombre lobo. La acción entre chicas no tiene el mismo impacto que antes —bromeó Bryn.
—¡Te robaron! —intervino Brooke—. A los dos. Es una verdadera lástima. Pero voy a dejarlos para que se recuperen después de la derrota o simplemente se conozcan. Tengo que volver y presentarme. Adam, nos vemos, espero. Deberías venir a Los Ángeles con más frecuencia. Podrías utilizar un poco de color. —Ella se paseó hacia afuera, guiñando un ojo hacia Bryn.
Nos quedamos en silencio por un segundo. Le ofrecí un cigarrillo a Bryn. Ella negó con la cabeza, entonces me miró con esos ojos suyos, tan desconcertantemente verdes.
—Eso fue una trampa, en caso de que te lo preguntes.
—Sí, lo hacía, más o menos.
Ella se encogió de hombros, sin el más mínimo rubor.
—Le dije a Brooke que pensaba que eras interesante, así que tomó el asunto en sus propias manos. Ella y yo, nos parecemos en eso.
—Ya veo.
—¿Eso te molesta?
—¿Por qué lo haría?
—Le molestaría a un montón de chicos de aquí. Los actores tienden a ser muy inseguros. U homosexuales.
—Yo no soy de aquí.
Ella sonrió ante eso. Luego miró hacia mi chaqueta.
—¿Te vas sin permiso o algo así?
—¿Crees que enviarán los perros por mí?
—Tal vez, pero esto es Los Ángeles, por lo que serán diminutos chihuahuas bien asegurados en bolsas de diseñador, así que cuánto daño pueden hacer. ¿Quieres compañía?
—¿En serio? ¿No tienes que quedarte y lamentarte por la pérdida de tu mejor beso?
Me miró directamente a los ojos, como si entendiera la broma que estaba haciendo y estuviera al tanto de ello, también. Lo cual me gustó.
—Prefiero celebrar o compadecerme de mi beso en privado.
El único plan que tenía era volver a mi hotel en la limusina que teníamos esperándonos. Así que en lugar de eso me fui con Bryn. Le dio la noche libre a su conductor y agarró las llaves de su descomunal SUV y nos llevó bajando por la colina desde Universal City hacia la costa.
Nos desplazamos a lo largo de la Autopista Costa del Pacífico hacia una playa al norte de la ciudad llamada Point Dume. Nos detuvimos en el camino por una botella de vino y un poco de sushi para llevar. Para cuando llegamos a la playa, la niebla había descendido sobre el agua oscura.
—Penumbra de junio —dijo Bryn, temblando en su vestido un poco corto de color verde y negro con los hombros descubiertos—. Nunca falla en congelarme.
—¿No tienes un jersey o algo así? —pregunté.
—No complementaba mi apariencia.
—Aquí. —Le di mi chaqueta.
Ella levantó las cejas con sorpresa.
—Un caballero.
Nos sentamos en la playa, compartiendo el vino directamente de la botella. Me contó acerca de la película que recientemente había terminado y la que iba a empezar a rodar el próximo mes. Y estaba tratando de decidir entre uno de dos guiones para producir en la empresa que estaba comenzando.
—¿Así que eres una persona fundamentalmente perezosa? —le pregunté.
Ella se rio.
—Crecí en esa ciudad fea y desagradable en Arizona, donde toda mi vida, mi mamá me dijo lo bonita que era, que debería ser una modelo, una actriz. Ella ni siquiera me dejaba jugar afuera en el sol, ¡en Arizona!, porque no quería que estropeara mi piel. Era como si todo lo que tuviera a mi favor fuera una cara bonita.
Giró para mirarme, y pude ver la inteligencia en sus ojos, que estaban situados, sin duda, en una cara muy bonita.
—Pero bueno, como sea, mi cara fue mi boleto para salir de allí. Sin embargo, ahora Hollywood es de la misma manera. Todo el mundo me ha catalogado como otra ingenua, cara bonita. Pero yo lo sé mejor. Así que si quiero demostrar que tengo un cerebro, si quiero jugar en el sol, por así decirlo, depende de mí encontrar el proyecto que me revele. Siento que voy a estar en mejor posición para hacer eso si también soy una productora. Todo es cuestión de control, en realidad. Quiero controlar todo, supongo.
—Sí, pero no puedes controlar algunas cosas, sin importar cuánto te esfuerces.
Bryn miró hacia el horizonte oscuro, movió sus pies descalzos en la arena fría.
—Lo sé —dijo en voz baja. Giró hacia mí—. Siento mucho lo de tu novia. Mia, ¿cierto?
Tosí el vino. Ese no era un nombre que estuviera esperando escuchar ahora mismo.
—Lo siento. Es sólo que cuando le pregunté a Brooke acerca de ti, me dijo cómo se conocieron. No estaba chismeando o algo así. Pero ella estaba allí, en el hospital, así que lo sabía.
Mi corazón retumbó en mi pecho. Me limité a asentir.
—Mi padre nos dejó cuando yo tenía siete años. Eso fue lo peor que alguna vez me ha pasado —continuó Bryn—. Así que no puedo imaginarme perder a alguien así.
Asentí con la cabeza otra vez, mientras bebía del vino.
—Lo siento —logré decir.
Ella asintió un poco con la cabeza en reconocimiento.
—Pero al menos todos ellos murieron juntos. Quiero decir que tiene que ser una bendición de alguna manera. Sé que no hubiera querido despertar si el resto de mi familia hubiera muerto.
El vino llegó salpicado fuera de mi boca, a través de mi nariz. Me tome unos minutos para recuperar mi aliento y mi capacidad para hablar. Cuando lo hice, le dije a Bryn que Mia no estaba muerta. Había sobrevivido al accidente, había hecho una recuperación completa.
Bryn parecía genuinamente horrorizada, tanto así que me sentí apenado por ella en lugar de por mí.
—Dios, Adam. Estoy tan mortificada. Es sólo que en cierto modo lo asumí. Brooke dijo que nunca había oído nada sobre Mia de nuevo y yo habría llegado a la misma conclusión. Shooting Star en cierta medida desapareció y además Daño Colateral, quiero decir, las letras están simplemente tan llenas de dolor e ira y traición por haber sido dejado atrás…
—Sí —dije.
Entonces Bryn me miró, el verde de sus ojos reflejando la luz de la luna. Y me di cuenta de que lo entendía todo, sin que tuviera que decir ni una palabra. El no tener que explicar, se sintió como el mayor alivio.
—Oh, Adam. Eso es aún peor en cierto modo, ¿no es cierto?
Cuando Bryn dijo eso, pronunció en voz alta lo que para mi interminable vergüenza yo sentía a veces, me había enamorado de ella un poco. Y pensaría que era suficiente. Que este entendimiento implícito y estos primeros movimientos florecerían hasta que mis sentimientos por Bryn fueran tan intensos, como mi amor por Mia había sido alguna vez.
Volví a la casa de Bryn esa noche. Y toda esa primavera la visite en el set en Vancouver, luego en Chicago y luego en Budapest. Cualquier cosa para salir de Oregón, lejos de la incomodidad que se había formado como una gruesa lámina de vidrio de acuario entre el resto de la banda y yo. Cuando regresó a Los Ángeles ese verano, ella sugirió que me mudara a su casa en Hollywood Hills.
—Hay una casa de huéspedes en la parte de atrás que nunca uso que podríamos convertir en tu estudio.
La idea de salir de Oregón, lejos del resto de la banda, de toda esa historia, un nuevo comienzo, una casa llena de ventanas y luz, un futuro con Bryn, se había sentido muy bien en ese momento.
Así fue como me convertí en una de las mitades de una pareja de famosos. Ahora puedo conseguir que me tomen fotos con Bryn mientras hacemos cosas tan mundanas como tomar un café de Starbucks o dar un paseo a través de Runyon Canyon.
Debería estar feliz. Debería estar agradecido. Pero el problema es que nunca puedo apartar la sensación de que mi fama no es acerca mí, es acerca de ellos. Daño Colateral fue escrito con la sangre de Mia en mis manos, y ese fue el disco que me introdujo al mercado. Y cuando me volví realmente famoso, fue al estar con Bryn, así que tenía menos que ver con la música que estaba haciendo que con la chica con la que estaba.
Y la chica. Es estupenda. Cualquier hombre mataría por estar con ella, estaría orgulloso de dejarla embarazada.
Pero incluso desde el principio, cuando estábamos en esa fase de «no puedo tener suficiente de ti», había algo así como una pared invisible entre nosotros. Al principio traté de hacerla caer, pero llevó mucho esfuerzo incluso hacer que se agrietara. Y luego me cansé de tratar. Luego lo justificaba. Así era simplemente como eran las relaciones entre adultos, cómo se sentía el amor una vez que tenías algunas cicatrices de guerra.
Tal vez por eso no puedo permitirme disfrutar de lo que tenemos. El por qué, en medio de la noche cuando no puedo dormir, voy afuera para escuchar el chapoteo del filtro de la piscina y me obsesiono con las cosas acerca de Bryn que me vuelven loco. Aún cuando estoy haciendo eso, estoy consciente de que no es tan importante, la forma en que duerme con una BlackBerry junto a su almohada, la forma en que hace ejercicio varias horas por día y cataloga cada pequeña cosa que come, la forma en que se niega a desviarse de un plan o un programa. Y sé que hay un montón de cosas estupendas para equilibrar las malas. Ella es generosa como un barón del petróleo y fiel como un perro pit bull.
Sé que no soy alguien con quien sea fácil vivir. Bryn me dice que estoy retraído, evasivo, frío. Me acusa, dependiendo de su estado de ánimo, de estar celoso de su carrera, de estar con ella por accidente, de serle infiel. No es cierto. No he tocado una fanática desde que hemos estado juntos, no he querido.
Siempre le digo que parte del problema es que casi nunca estamos en el mismo lugar. Si no estoy grabando o de gira, entonces Bryn está en el lugar de filmación o fuera en una de sus interminables giras de prensa. Lo que no le digo es que no puedo imaginarnos estando juntos la mayoría del tiempo. Porque no es como que cuando estamos en la misma habitación todo es tan maravillo.
A veces, después de que Bryn se ha tomado un par de copas de vino, dirá que Mia es lo que está entre nosotros.
«¿Por qué no simplemente vuelves con tu fantasma?», diría ella. «Estoy cansada de competir contra ella.».
«Nadie puede competir contigo» le digo, besándola en la frente. Y no estoy mintiendo. Nadie puede competir con Bryn. Y entonces le digo que no es Mia, que no es ninguna chica. Bryn y yo vivimos en una burbuja, un centro de atención, una olla a presión. Eso sería difícil para cualquier pareja.
Pero creo que ambos sabemos que estoy mintiendo. Y la verdad es que no hay ninguna forma de evitar el fantasma de Mia. Bryn y yo ni siquiera estaríamos juntos si no fuera por ella. De esa manera retorcida, incestuosa del destino, Mia es una parte de nuestra historia, y estamos entre los fragmentos de su legado.