Primero me inspeccionaste.
Luego me diseccionaste.
Entonces me rechazaste.
Espero el día.
En el que me resucites.
Animate. Daño Colateral Pista 1
Cuando nuestro vuelo aterriza en Londres, está resbaloso por la lluvia, entonces los dos nos sentimos como en casa. Son las cinco de la tarde cuando entramos. Estamos en Guildford por la noche. Tocamos la noche siguiente. Entonces es la cuenta regresiva hasta la libertad total. Mia y yo hemos elaborado un calendario para los próximos tres meses, mientras estoy de gira y ella también, nos reunimos aquí y allá donde podamos visitarnos fácilmente. No va a ser una delicia, pero en comparación a los tres últimos años, todavía se sentirá como el cielo.
Son más de las ocho cuando llegamos al hotel. Le he pedido a Aldous que me pusiera en el mismo lugar que el resto de la banda, no sólo para el festival, sino para la duración de la gira. Cualquiera de los sentimientos que tengan sobre yo dejando Shooting Star, dormir a dos millas de distancia no los reducirán de ninguna manera. No he mencionado algo sobre Mia a Aldous ni a nadie, y milagrosamente, nos las hemos arreglado para mantener su nombre fuera de las noticias hasta ahora. Nadie parece saber que me había pasado la semana pasada en Asia con ella. Todo el mundo estaba demasiado ocupado por Bryn y su nuevo interés amoroso, algún actor australiano.
Hay una nota en la recepción que me informaba que la banda estaba teniendo una cena privada en el patio y me piden unirme a ellos. De repente me siento como si estuviera siendo llevado a la ejecución y después del viaje de quince horas no deseo nada además de ducharme, tal vez los vea mañana. Sin embargo, Mia jala mi mano.
—No, hay que ir.
—¿También vienes? —Me siento mal preguntándole. Ella tocó en tres intensamente increíbles y locos bien recibidos conciertos en Japón y Corea, y luego voló la mitad del camino de todo el mundo y directamente a mi psicodrama. Pero todo esto va a ser soportable si ella está conmigo.
—¿Estás seguro? —pregunta—. No quiero entrometerme.
—Confía en mí, si alguien se entromete, soy yo.
El botones lleva nuestro equipaje a la habitación, y el conserje nos lleva a través del vestíbulo. El hotel está en un viejo castillo, pero ha sido tomado por los rockeros y un grupo de músicos, recibo algunos «Hey» pero estoy demasiado nervioso en este momento para responder. El conserje nos conduce a un patio con poca luz. Toda la banda está allí, a lo largo de un bufet gigante que sirve un asado tradicional Inglés.
Liz es la primera en darse la vuelta. Las cosas no han sido lo mismo entre nosotros dos por la gira de Daño Colateral, pero la mirada que me da ahora, no sé cómo describirla: No como «eres mi mayor decepción en la vida», sino que trata de elevarse por encima de eso, para parecer casual, como si yo fuera uno de los fans, uno de los hangerson, una de las muchas personas que quieren algo que ella no está obligada a dar.
—Adam —dice con un gesto brusco.
—Liz —digo con cautela.
—¡Oye, imbécil! ¡Qué amable de tu parte unirte a nosotros! —La voz de Fitzy es a la vez sarcástica y acogedora, como si no pudiera decidir qué camino tomar.
Mike no dice nada. Él sólo pretende que no existo.
Y entonces siento el roce de los hombros de Mia mientras ella sale de detrás de mí. —Hola, chicos— dice.
La cara de Liz se convierte blanca por un momento. Como si no reconociera a Mia. Luego mira asustada, como si hubiera visto un fantasma. Entonces mi fuerte, resistente, baterista está con su labio inferior temblando, y entonces arruga la cara.
—¿Mia? —pregunta con voz temblorosa—. ¿Mia? —pregunta esta vez más fuerte—. ¡Mia! —dice, las lágrimas corriendo por su rostro antes de que ella le abrasara.
Cuando la suelta, pone a Mia a una distancia y la mira y luego a mí y luego a Mia.
—¡¿Mia?! —grita, tanto preguntando y respondiendo a su propia pregunta. Luego se vuelve hacia mí. Y si no me perdona, entonces por lo menos me entiende.
La lluvia sigue durante todo el siguiente día.
—Encantador verano el que estamos teniendo —bromea todo el mundo. Se ha convertido en mi hábito alejarme en este tipo de festivales gigantes, pero teniendo en cuenta que este es probablemente el último por un tiempo, al menos como un participante, me relajo, escucho algunas de las bandas en los escenarios secundarios, me pongo al día con viejos amigos y conocidos, e incluso hablo con un par de periodistas de rockeros. Soy cuidadoso hablando de la desintegración de la banda. Que saldrá en su tiempo, y voy a dejar que los demás decidan la forma de liberar esta noticia. Yo, sin embargo, hago un breve comentario sobre Bryn y yo dividiéndonos, que sabe toda la prensa sensacionalista de todos modos. Preguntan sobre mi chica misteriosa de nuevo, simplemente digo «sin comentarios».
Sé que todo esto va a salir muy pronto, y aunque deseo a Mia fuera de este circo, no me importa si todo mundo sabe que estamos juntos.
En el momento que son las 9 pm todos se empiezan a mover, la lluvia ha disminuido a una suave niebla que parece bailar en el último crepúsculo del verano. El público ha aceptado desde hace mucho tiempo el chapoteo. Hay barro por todas partes y la gente se balancea alrededor de ella como si fuera Woodstock o algo así.
Antes del acto, la banda estaba nerviosa. El Festival hizo esto para nosotros. Una apuesta más grande que los conciertos regulares, incluso el estadio que muestran los Festivales tienen multitudes exponencialmente mayor, y multitudes que incluyen nuestros compañeros músicos. Excepto que esta noche, estoy tranquilo. Ya acomodé mi vida. No hay nada que perder. O tal vez ya lo he perdido y encontrado, y cualquier otra cosa que puede que pierda, no tiene nada que ver con lo que está en este momento. Que puede explicar cómo me la estoy pasando aquí, como cuando tocaba a través de nuestras nuevas canciones en mi antigua Les Paul Junior, otra parte de la historia que me trajo de vuelta de entre los muertos. Liz hizo una doble toma cuando me vio.
—Pensé que te deshiciste de eso —había dicho ella.
—Sí, yo también —respondí dándole una sonrisa privada a Mia.
Tocamos canciones de nuestro nuevo álbum, arrojando algunos huesos de Daño Colateral y antes de saberlo, estamos casi al final del acto. Miro hacia abajo a la lista que está en un tubo pegado con cinta en parte delantera del escenario.
Garabateado allí, en letras de molde de Liz está la última canción antes de irnos. Animate. Nuestro himno, nuestro viejo productor Gus Allen, la llamó así. El comienzo de Daño Colateral, los críticos la llamaron. Probablemente nuestro mayor éxito de todos. Una gran multitud nos acompaña en los coros durante los conciertos, al público le encanta cantarla.
Es también una de las pocas canciones que hemos hecho con cualquier tipo de producción, una sección de cuerdas de los violines que están en la pista grabada, aunque no los tenemos en vivo. Así que cuando empezamos con ella, la multitud enloquece de emoción, pero lo único que está en mi cabeza es el sonido de su violonchelo. Por un segundo, tengo una visión de sólo los dos en alguna habitación de un hotel anónimo en algún lugar desconocido, ella en su violonchelo, yo en mi guitarra, tocando esta canción que escribí para ella. Y una mierda, eso me hace tan malditamente feliz.
Yo canto la canción con todo lo que tengo. Entonces llegamos al coro: Ódiame. Devástame. Aniquílame. Recréame. Recréame. No es así, no es así, no me vas a recrear.
En el álbum, el coro se repite una y otra vez, mucha furia y pérdida, y se ha convertido en una cosa durante la canción que no me deja cantar, y giro el micrófono hacia el público y dejo que se hagan cargo. Cuando giro el micrófono hacia ellos, la multitud enloquece, cantando mi canción, cantando mi súplica.
Los dejo repitiendo el coro y doy un pequeño paseo alrededor del escenario. El resto de la banda ve lo que está pasando por lo que sólo siguen repitiendo lo mismo. Cuando me acerco a un lado del escenario, la veo allí, donde siempre se sintió más cómoda, sin embargo, en el futuro previsible, ella será mi reflector, y yo voy a ser una de sus cuerdas, y eso se siente bien, también.
El público sigue cantando, sigue haciéndome caso, y yo sigo caminando hasta que estoy lo suficientemente cerca para ver sus ojos. Y entonces comienzo a cantar el estribillo. Con ella. Y ella me sonríe, y es como si fuéramos las únicas dos personas aquí, las únicas que saben lo que está sucediendo. Y es que esta canción que todos estamos cantando juntos se está reescribiendo. Ya no es un escrito furioso gritado al vacío. Justo aquí, en este momento, por delante de ochenta mil personas, se está convirtiendo en algo más.
Este es nuestro nuevo voto.
Fin del Libro.