Día 6, 11:20 PM.
Sede de GoodLife Mountain View,
San Francisco, California.
Las dos mujeres se entretuvieron atendiendo trabajo atrasado. En los últimos días la digitalización había sido la prioridad absoluta. Aún ahora tenían que desplazar nuevos equipos a Sudamérica a petición del Presidente de los Estados Unidos, pero había otros asuntos importantes, como la consolidación del nuevo navegador, su proyecto espacial y nuevos programas a los que dar el visto bueno.
Alicia miró el reloj inquieta. Después se puso la chaqueta, sentía escalofríos. Irina parecía inmutable, sin levantar la mirada de la pantalla.
—¿Quieres que te haga un té? —preguntó Alicia. —Sí, por favor, pero sin teína. No quiero perder el sueño. A Alicia le sorprendía la sangre fría de su amiga, era capaz de guardar la calma en los momentos más críticos. Se acercó al armario, tomó las bolsitas y después hizo las infusiones.
—Toma —dijo Alicia acercándole la taza humeante. —Gracias —dijo su amiga sin apartar la mirada del monitor. —¿No estás nerviosa? —No, ¿por qué? —No sabemos si un psicópata está a punto de entrar en la sala, ¿quién nos dice que no intentará asesinarnos? —No lo creo, únicamente es un periodista.
—Pero su novia ha muerto, varios de sus amigos. Nos echará la culpa a nosotras, querrá venganza —dijo Alicia, empezando a ponerse histérica. —Cada uno tiene escrito su destino Alicia, no creo que el nuestro sea morir después de lo que hemos creado de la nada. Simplemente tenemos un problema y hay que solucionarlo —dijo Irina con cierta frialdad.