Día 6, 10:20 PM.
Silicon Valley, California.
El coche comenzó a seguir a toda velocidad la señal que les facilitaba el móvil. Sin duda el periodista se movía en algún tipo de vehículo. Blake miró la última ubicación, daba la impresión que el sospechoso se dirigiera en dirección contraria a la sede de GoodLife.
Blake apretó el acelerador y comenzó a mirar a su alrededor. No veía al sospechoso en ningún coche.
—¿Dónde está? Pensé que se dirigiría a la sede la compañía. —A lo mejor está huyendo —comentó el compañero. —¿Huyendo? Ese tipo lo ha perdido todo, no creo que esté intentando escapar —dijo Blake convencido. —¿Entonces? ¿A dónde se dirige? —Puede que tenga alguna cita con alguien, una fuente tal vez. ¿Quién sabe? La señal estaba cada vez más al sur, por la zona de San José, pero según la última información debían estar viendo al sujeto, aunque no le localizaban por ninguna parte.
—Estos malditos aparatos no sirven para nada —dijo Blake mirando su teléfono. —Ten paciencia. Acabamos de empezar la búsqueda.
—Ese tipo no durará mucho más vivo y es el único testigo que tenemos —dijo Blake. —¿Qué te hace pensar que es inocente? Por donde pasa deja un reguero de cadáveres. —A mucha de la gente asesinada ni siquiera la conocía y, ¿por qué diablos iba a matar a su propio informador antes de que le contara lo que sabía, a su novia o a su editor? —Se ha vuelto loco, está obsesionado con la compañía y hace todo eso para inculparlos. —Creo que ves demasiado cine —bromeó Blake. Los dos agentes continuaron la búsqueda más al sur. En unos minutos abandonarían la Bahía y entrarían en la Estatal 5 hacia Los Ángeles.