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Día 6, 11:40 AM.

Centro Comercial,

Sausalito, California.

Carmen se había arrepentido de salir a comprar. Había recorrido varios kilómetros sin encontrar nada, hasta llegar a la estatal y después a Sausalito. Entró en el primer centro comercial que encontró y compró varias cosas básicas antes de dirigirse de nuevo al coche.

Cuando estaba cargando el maletero, dos hombres se acercaron a ella, pero al final se acercaron hasta los carros y tomaron uno.

—No, será mejor que esperemos a ver a dónde nos lleva —dijo el mayor de los hombres. Cuando Carmen regresó hacia Mill Valley, el coche que la seguía se mantuvo a cierta distancia. Tras unos treinta minutos, vieron cómo se detenía frente a una casa.

Carmen descargó las bolsas y entró por la puerta de la cocina. En cuanto la vio David saltó del asiento como si tuviera un resorte.

—¿Se pude saber dónde te has metido? —preguntó nervioso. La mujer levantó las bolsas y las dejó en la mesa.

—¿Tú qué crees? —Es peligroso. Nos están siguiendo y nos buscan para matarnos. —No creo que nadie nos busque en Sausalito o cualquier pueblo de la zona. Saben que intentaremos contactar con GoodLife de nuevo. Frank se asomó por la ventana, pero no vio a nadie.

—Tranquilo, no la han seguido —dijo el hombre.

David se fue enfadado hacia la habitación, tomó su iPad y envió el mensaje al periódico. Carmen le siguió.

—No entiendo por qué te pones tan alterado, únicamente he ido a comprar. —Esto no es una broma Carmen, nos jugamos el pellejo. La mujer se acercó a David y lo abrazó. —Lo siento cariño. El joven intentó rechazarla, pero al final la estrechó entre sus brazos.

—¿No volverás a hacerlo? ¿Verdad? —Lo prometo —dijo Carmen con una sonrisa.