Día 5, 10:20 AM.
Sede de James Editors 424,
Pacific Ave, San Francisco.
La puerta no cedía. Intentó empujar con todas sus fuerzas, pero apenas crujió un poco bajo todo su peso. En cambio su hombro si se resintió.
—¡Susan, sal de ahí! —gritó enfadado. —Será mejor que te vayas antes de que vengan, David. El joven se quedó paralizado. ¿A quién había avisado Susan? Corrió hasta el sillón, se puso los pantalones y los zapatos, cogió sus cosas y salió a toda velocidad por la puerta de la cocina. No miró hacia atrás ni una sola vez. Lo peor de todo era que estaba como al principio, sin pruebas y con su vida pendiendo de un hilo. Tal vez si desistía ahora, GoodLife le dejaría vivir tranquilo por un tiempo, pensó mientras comenzaba a notarse fatigado. Dejó de correr y caminó deprisa en dirección a la editorial. Tenía que pensar en otro plan.
Cuando llegó frente a la fachada de la editorial tuvo una falsa sensación de seguridad. Subió hasta la segunda planta corriendo y se presentó delante del despacho de Frank.
El editor estaba mirando la televisión en su portátil. Levantó la vista y le saludó.
—Parece que al final no desaparecerá todo el papel —dijo sonriente. —Es una suerte —dijo David. —Aunque la última semana ha sentenciado a los libros de papel para siempre. El libro electrónico es el nuevo soporte, los libros de papel únicamente se usarán para ediciones especiales de coleccionista —dijo Frank. —Lo lamento. —No hay nada que lamentar. No podemos cerrarnos a la realidad. Es mejor que esté en soporte digital que desaparezca para siempre. Espero que al menos hayamos aprendido la lección de que los libros son más importantes de lo que la gente cree —dijo Frank. David se sentó. Estaba agotado y decepcionado. En ese momento el noticiero comenzó a dar una información de última hora.
—El periodista David Portier es el principal sospechoso por el asesinato del ingeniero informático Mathieu Gates. Al parecer, Portier mató por celos a Gates. Hace menos de una hora se ha encontrado el cadáver de su prometida, Susan Brul. Las huellas de Gates estaban por toda la casa. En las noticias de la 1 de la tarde esperamos poder ampliar esta información. Frank miró atónito a David. Este no lograba reaccionar. No sabía que le horrorizaba más, si la muerte de Susan o el que ahora media ciudad le buscara por asesinato.
—¿No pensarás? —dijo David señalando el monitor. —Por favor David, desde cuando creo una mierda a los periodistas. —Esos cabrones la han matado a sangre fría —dijo el joven comenzando a sentir el peso de la angustia. —Hay que darles su merecido —dijo Frank cerrando el ordenador
—Pero ¿qué podemos hacer? —Lo primero trazar un plan. Tienes que hacerles creer que tienes la información. Ellos no saben si en algún momento te la dio Susan, después hacerles confesar, yo ya me encargaré de que el archivo llegue a todos los periódicos. David intentó contener las lágrimas, pero la presión de los últimos días se desbordó como un torrente incontrolable.
—Tenemos que advertir a Carmen, no me extrañaría que intentaran hacerle algo a ella también —dijo David intentando pensar fríamente, pero sus lágrimas no dejaban de resbalarle por la cara.