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Día 4, 11:15 AM.

Sede de GoodLife Mountain View,

Santa Clara, California.

Irina observó al grupo de niños que la rodeaban. Era casi medio centenar. No paraban de moverse, correr y gritar. Habían hecho una selección para que hubiera de todas las razas y edades. El anuncio iba a dar la vuelta al mundo y todo estaba preparado al milímetro. Habían firmado un importante acuerdo con el estado de California y en unos días otros veinte estados se unirían al programa.

—Vamos a grabar a los niños y cuando haga el primer plano los sacamos y hablas tú. Ya lo montaremos después —dijo el realizador. —Perfecto, no creo que pueda decir nada coherente con una legión de niños gritándome al oído. —No seas tan quejica. Al final voy a pensar que es verdad que tienes manía a los niños —dijo Alicia. —Todo el mundo piensa que por el hecho de ser mujer me tienen que gustar los niños —dijo Irina frunciendo el ceño. —Yo no puedo opinar, a mí me encantan. Tengo dos y hubiera tenido más si no fuera tan mayor. La sala se vació de niños y el realizador hizo la indicación para grabar el mensaje.

—¿Estás preparada? —Sí, cuando quieras —contestó Irina. La cámara comenzó a grabar y la mujer puso la mejor de sus sonrisas.

—Soy Irina Koslov, cofundadora de GoodLife. En estos momentos difíciles para el mundo de la educación, nuestra compañía ofrece una herramienta segura para padres y educadores. Todos hemos soñado con que nuestros hijos reciban la mejor educación. Idiomas, cultura, formación para cualquier ocupación o habilidad ahora son posibles gracias a GoodLife. Nuestros expertos han creado un programa tutor capaz de enseñar a niños, jóvenes y adultos las más variadas disciplinas. Déjenme que les presente GoodLife. El realizador dejó de grabar.

—Aquí es donde metemos la presentación del programa —dijo el hombre. —Perfecto, ¿quiere que repita algo? —No ha quedado todo perfecto. Muchas gracias. —¿Cuándo podremos verlo? —preguntó Alicia. —Mañana mismo —dijo el realizador. —Estupendo. Irina se levantó del sillón y se acercó a su socia.

—¿Cómo va el programa GoodLife ADN? —Genial, aunque no sabemos dónde está Susan. La he llamado a casa, pero no contesta y su móvil está apagado. —Es raro en ella. Esperaremos a la tarde y si no aparece llamaremos a la policía —dijo Irina. —No te preocupes, yo la buscaré. Las dos mujeres volvieron a sus mesas de trabajo, pero unos segundos más tarde Alicia se dirigió de nuevo a Irina.

—¿Cómo va el programa de digitalización?

—Hemos ejecutado un 30%, casi todos los clientes están cubiertos. Si esto dura más pasaremos del 60% al 80% del mercado digital —dijo Irina. —¿Y el otro 20%? —preguntó Alicia. —Si no para la destrucción de papel, simplemente desaparecerá para siempre.