Día 3, 09:30 AM.
Sede de la ONU,
New York.
La sesión llevaba media hora de retraso, pero la sala se encontraba repleta desde muy temprano. El mundo seguía preocupado por los acontecimientos, muchos países estaban en la más absoluta bancarrota y el sistema económico y comercial se había parado en seco. Miles de millones de dólares, euros y todas las monedas del mundo habían desaparecido, arruinando a millones de personas. Las transacciones debían hacerse con oro, pero ningún país quería arriesgarse a perder sus reservas hasta saber a qué atenerse. Cuando el representante de los Estados Unidos subió al estrado, los medios de comunicación de todo el planeta emitieron en directo su intervención.
—El mundo está en la situación más difícil desde la Segunda Guerra Mundial, pero estamos trabajando en una solución global. Pedimos a esta cámara que representa la voluntad del mundo, que apoye a los Estados Unidos y su plan de rescate. El Presidente ha firmado un acuerdo con GoodLife para salvaguardar el patrimonio cultural e histórico de nuestro país, pero está dispuesto a ayudar a aquellos estados que lo necesiten. Esperamos encontrar un remedio para frenar la destrucción de papel en menos de veinticuatro horas. Hasta el momento el 45% del papel de todo el mundo en sus diferentes formas ha desaparecido, hasta que podamos aplicar una solución definitiva, puede que otro 25% se pierda para siempre. Por ello pedimos a los estados que no tengan los recursos para salvar su patrimonio que lo transporten a la embajada en su país, allí lo digitalizaremos y lo pondremos en el sistema protegido de GoodLife. El pleno de la cámara aplaudió la intervención del embajador norteamericano y el representante de Irán subió a la palestra.
—¿Quién nos asegura que una vez que la situación se haya calmado recuperaremos nuestros documentos? Muchos creemos que su gobierno está detrás de esta misteriosa destrucción. El primer sitio donde empezó fue aquí, pero curiosamente es el país menos afectado, con apenas un 35% de su papel total destruido y casi un 60% de sus archivos sin problemas informáticos. Irán ya ha perdido el 69% de su papel y casi el 78% de los archivos digitales. ¿Por qué un virus se ceba más en un país con un acceso a Internet más limitado y cuyas fronteras están más vigiladas, que con la primera potencia informática del mundo? Algunos miembros abuchearon al embajador de Irán mientras volvía a su asiento.
El representante de Francia fue el tercero en hablar. Cuando accedió al estrado llevaba papel en una especie de plástico protector.
—Nosotros ya hemos encontrado una solución y no vamos a plegarnos a las exigencias de ninguna compañía monopolista como GoodLife ni al gobierno que está detrás de ella —dijo levantando los papeles—, pero a medida que hablaba el taco se iba volatilizando. Pasados unos segundos se miró a la mano con el plástico vacío. Bajó del estrado y con la cabeza gacha salió por uno de los pasillos laterales.
Una gran pantalla se encendió y por medio de videoconferencia se vio a las fundadoras de GoodLife.
—Estimados representantes del mundo. GoodLife quiere ayudar a sus gobiernos de manera desinteresada, si nos confían sus archivos y libros digitales, puedo asegurarles, que únicamente ustedes tendrán acceso restringido, pagando un simple alquiler a nuestra empresa. Nosotros facilitaremos la tecnología y el personal necesario. Si colaboran podremos salvar más de 19 millones de libros en los próximos días. Por el momento llevamos trabajando catorce horas en diferentes países con resultados excelentes —dijo Alicia mirando fijamente a la pantalla. Irina sentada en un lado de la mesa se dirigió a los ponentes.
—Entendemos su preocupación, pero con su ayuda salvaremos la civilización humana, sin importar creencias, color de la piel, lengua o religión. En momentos como este todas las barreras son absurdas, porque nos llevan directamente hacia el caos. Los miembros de la ONU se levantaron en bloque dando una larga ovación a dos mujeres que apenas superaban los treinta años, pero que tenían la única solución para cambiar el desastre de un mundo sin memoria.