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Día 2, 9:30 PM.

Casa Blanca,

Washington DC.

—En cinco minutos estamos en directo, ya sabe que no funciona el teleprompter. Estará solo ante las cámaras, señor Presidente — comentó el técnico. —No se preocupe, sé exactamente lo que tengo que decir al pueblo americano —contestó el Presidente. Le sudaban las manos y notaba el cuello de la camisa pegado, pero en general se sentía tranquilo. Era el mayor ataque contra los Estados Unidos desde el 11 de septiembre, pero a diferencia de sus antecesores él sabía exactamente lo que tenía que hacer. La luz roja comenzó a parpadear y el Presidente puso su mejor sonrisa.

—Estimados ciudadanos, nos enfrentamos a un grave peligro. En dos días ha desaparecido gran parte de nuestra historia, pero también nuestro futuro está en peligro. Documentos legales de todo tipo, cartas y recuerdos personales, informes de trabajo y toda clase de papel se ha evaporado. Nuestros equipos están a punto de dar con la clave para identificar al causante de todo este desastre y hallar una solución. En las últimas horas un nuevo ataque ha empeorado aún más la situación. Un virus arrasa a millones de libros digitalizados, en algunos países se ha borrado su Historia en cuestión de minutos, pero por ahora nuestro país conserva un 60% de su legado escrito. No les negaré que estamos en serio peligro, pero encontraremos a los culpables y les haremos pagar sus fechorías. La información es todavía confusa y no queremos descartar a ningún posible enemigo. Por último, se ha convocado una reunión al más alto nivel con los representantes de todos los países en la ONU y el G 7, esperamos de esta manera salir ordenadamente de la crisis que se extiende a todas las áreas de la vida. Les pido tranquilidad, el suministro de alimentos está garantizado y hemos movilizado a la guardia nacional y al ejército para asegurar la distribución de bienes básicos. Buenas noches a todos. Que Dios bendiga a América. Cuando la luz dejó de parpadear, el Presidente sintió como toda la presión de las últimas horas caía sobre él. Si no paraban los dos ataques a tiempo, el mundo no podría aguantar mucho más y el caos se apoderaría del país.