Finca del Mandrinn, Solaris VII
Marca de Tamarind, Mancomunidad Federada
Durante los dos días en que Deirdre Lear había empezado a planear su fuga, había aprendido algunas cosas importantes. La primera era que la fuga era posible. Había estudiado el terreno y las medidas de seguridad con la vista y las percepciones que había desarrollado en Alyina. A veces se sorprendía a sí misma preguntándose lo que Kai habría hecho en una situación determinada, pero no tardaba en rechazar lo que ella pensaba que él podía pensar. Tengo que confiar en mí misma.
El personal de seguridad estaba atento y deambulaba por la zona con rifles de asalto colgados del hombro, pero no mostraba una atención absoluta. La noche anterior había conseguido llegar a la casa solariega sin problema alguno hasta que se acercó a la cocina, y la resistencia que encontró allí fue porque sorprendió a un guardia saqueando la nevera. Por la deferencia que el hombre mostró hacia ella, Deirdre llegó a la conclusión de que, aunque el guardia supiera que era una prisionera, se sentía intimidado porque antes había sido una invitada.
Enseguida tramó un plan de fuga con la certidumbre de que funcionaría. Una rápida carrera de la casa al establo de los ciervos le permitiría abrir el corral térmico donde los ciervos reposaban por la noche. Podía dejarlos en libertad para que ocuparan la zona y mantuvieran entretenidos a los guardias. Pero lo más importante era que, si los guardias utilizaban escáneres infrarrojos para intentar seguirla, el propio establo sería una enorme fuente de calor que les impediría detectar su presencia. Puede que supieran que había sido ella la que había soltado a los ciervos, pero intentar diferenciar su trazo de calor del de los ciervos no sería una tarea fácil.
Desde allí podía alcanzar el otro lado de la pared. Cuando pasase el establo tendría que arrastrarse por el suelo y esperaba que pudiera evitar la persecución o, si se viera obligada a ella, conseguir despistarlos.
Aquello la condujo a un segundo planteamiento. David pesaba unos diecisiete kilos, lo que significaba que no podía arrastrarlo. Pero tampoco podía explicar el plan con antelación a un niño de tres años, porque se le podía escapar sin darse cuenta. Por último, a causa de su tamaño, no podía correr tan rápido ni tanta distancia como requería la fuga.
La lógica le pedía a gritos que lo dejase, pero sus emociones no la dejarían abandonarlo ni un segundo. No quería creer que Tormano Liao pudiera hacer daño al niño, pero sí era capaz de hacer desaparecer a David y utilizarlo en contra de Kai y de ella. Se daba cuenta de que sus opciones eran una guerra entre la inteligencia y el deber.
Deirdre recordó su estancia en Alyina. Una vez, un Elemental la capturó y, aunque Kai podría haber escapado, no lo hizo. Por suerte o por desgracia, fue en su búsqueda y derrotó al Elemental en combate singular.
Si el padre de David no me abandonaría, ¿cómo puedo yo abandonar a su hijo? Tras tomar esa decisión, se olvidó de sus preocupaciones. Vistió a David con la ropa más oscura que pudo encontrar y ella se vistió de forma parecida. Durmió un poco por la tarde y esperó casi hasta media noche para empezar la operación. Dejó a David durmiendo durante la primera parte con la intención de protegerlo de la violencia que sería necesaria.