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Tharkad

Distrito de Donegal, Mancomunidad Federada

12 de abril de 3056

Victor se dio cuenta instantáneamente de que el rápido viaje de Lyons a Tharkad había cambiado mucho a Peter. Los remordimientos por no haber ido a buscar a su hermano al puerto espacial se apoderaron de Victor, pero se deshizo de ellos tal como le habría gustado hacer con el movimiento de Skye Libre. Tal vez su cansancio facilite las cosas.

—Bienvenido a casa, Peter.

—Una bienvenida es lo mínimo que puedes ofrecerme, hermano —dijo Peter con un destello de luz en la mirada que indicó a Victor que estaba a punto de estallar una pelea—. Muchas gracias por sacar a mi lanza de Lyons. Yo nunca habría tomado una decisión así y tú, en cambio, me sacas de ahí y me dejas como un cobarde.

Victor esperó a que Curaitis cerrara las puertas de su despacho antes de hablar.

—Mejor que piensen que eres un cobarde antes que morir estúpidamente.

La tranquila respuesta de Victor desconcertó a Peter.

—No podías hacerme nada peor, ¿verdad, Victor? Estoy en deuda contigo pero, después de todo, lo que me ocurra a partir de ahora no depende de mí, ¿no?

—Si crees que es así, hermanito, ¿por qué te rebelas contra ello?

—Porque tengo responsabilidades, Victor —dijo Peter con un resplandor en los ojos que hizo enfurecer a Victor—. Yo me preocupo por mi gente. Los miembros de mi lanza trabajaron duro y son la mejor lanza de exploración de la Esfera Interior. Exijo que te preocupes por ellos.

¿Exiges? —exclamó Victor levantándose del escritorio e indicando a Peter que se sentase en una de las dos butacas reclinables que había junto al visor holográfíco—. Entiendo tu preocupación, Peter, pero sus vidas están en peligro, como lo está toda la isla de Skye. Lo he arreglado todo para que se unan a los Demonios de Kell. Morgan se encargará de ellos, sin preguntar nada, y ya sabes que podemos confiar en su lealtad y discreción.

—¡Debe estar encantado de tenerlos! —exclamó Peter mientras asentía con la cabeza y levantaba la vista—. Estás haciéndote el bueno conmigo, Victor. ¿Por qué crees en la discreción de Morgan? ¿Qué vas a hacer?

Victor se incorporó en la silla.

—Se les formará un consejo de guerra. Los cargos son por conducta temeraria contra la vida e imprudencia.

Peter se puso en pie de un salto.

—No puedes hacer eso. Ellos no tienen nada que ver con la explosión de la aldea. Tú lo sabes, maldita sea, y los estás condenando de por vida.

—Los archivos quedarán cerrados. De hecho, ahora ya lo están.

—¿Sin juicio?

—¿Qué tipo de juicio quieres, Peter? —preguntó Victor intentando contener su ira—. ¿Un juicio público? ¿Eso te iría bien? ¿Te gustaría que se supiera en toda la Esfera Interior que causaste la muerte de unas 550 personas que todo el mundo sabe que me odiaban? Aunque no te gustase, estoy totalmente seguro de que a Ryan , y tengo pruebas de ello. ¿En qué estabas pensando, Peter?

—Tú habrías actuado igual que yo.

—Eso no es cierto —dijo Victor sacudiendo la cabeza con fuerza—. Yo habría sopesado las alternativas. Habría visto la situación desde una perspectiva política.

Peter miró desdeñosamente a su hermano.

—Eso no formaba parte de mis órdenes operativas.

Victor dio un golpecito a Peter en la frente.

—Eso siempre debe formar parte de tus órdenes operativas, Peter. Eres un Davion, ¡maldita sea!

—Soy un Steiner-Davion, Victor —corrigió Peter con los puños cerrados—. Si no querías que me encontrara en esa situación, no deberías haberme enviado.

—Es un error que no volveré a cometer —dijo Victor desviando la mirada al advertir que Curaitis se preparaba para agarrar a Peter en caso de que se pusiera violento—. Basta con que digas que cuidarán de tu gente. Los Steiner-Davion siempre cuidan de sí mismos.

Peter se llevó las manos a la espalda.

—¿Y cómo cuidarás de mí? ¿Yo también me convertiré en un mercenario?

Victor sacudió lentamente la cabeza.

——No. No tropezaré dos veces con la misma piedra. Tus días de MechWarrior se han acabado.

—¡¿Qué?! ¿Se han acabado? ¡Me engañaron! —gritó Peter dando un puñetazo tan fuerte en el brazo de la silla que rompió la madera que había bajo la piel—. Victor, no puedes hacerme esto. Soy bueno, soy terriblemente bueno. Soy increíblemente fantástico y lo sabes. ¡Soy tu hermano, por el amor de Dios!

—Razón de más para hacerlo —dijo Victor en un tono calmado y firme, con la esperanza de que su hermano captase la intención de sus palabras—. Los dos sabemos que la Milicia de Skye Libre nos tendió una trampa. Escogieron el objetivo, pusieron los explosivos y repartieron las propinas que llevaron a tu unidad a la situación deseada. Que tú seas el que tomó la iniciativa de volar el campanario, en fin, eso podía saberse de antemano. Estás tan convencido de lo importante que eres que no habrías permitido que lo hiciera otro.

—Yo les habría dado una nueva iglesia.

—Ya. Eso habría requerido una visión comercial que no habría alcanzado ni el comerciante lirano más hábil —dijo Victor sacudiendo la cabeza para reprimir un escalofrío—. No tienes ni idea de lo bien preparada que estaba la trampa en la que caíste.

—Ilústrame.

—¿Me escucharás? —preguntó Victor antes de quedarse en silencio por un instante e iniciar su exposición—. Lo que no te han dicho es que la Milicia de Skye Libre tenía una cámara holográfica en las colinas que había en el lado opuesto a donde tú te encontrabas y que dispone de una grabación holográfica de todo lo que ocurrió.

El color desapareció por completo del rostro de Peter.

—Creía que nuestros ROM de combate constituían la única grabación y no se los pasé a Richard.

—Agradezco a Dios que empezaras a pensar aquella noche, aunque demasiado tarde para ayudar a los residentes de Bellerive. Tus ROM de combate contienen una grabación minuciosa del incidente porque muestran con claridad un intervalo de tiempo entre tu acción y las explosiones. El holovídeo que produjo la gente de Skye Libre falla en este aspecto. La MSL intentó distribuir copias de la holografía en la isla de Skye, pero ComStar nos dio la oportunidad de restringir la distribución —dijo Victor con un cansino suspiro—. Fue el capiscol marcial en persona el que lo hizo. Es obvio que no quiere que Skye se escinda de la Mancomunidad Federada.

—Así que las cosas están en su statu quo inicial y yo soy el único afectado.

—Estoy seguro de que las plegarias de la gente de Bellerive están contigo, hermano.

El sarcasmo de Victor irritó a Peter.

—Victor, no puedes despojarme de lo que tengo. No por esto, no por algo que no hice.

Peter estaba tan desesperado que Victor lamentó tener que tomar aquella decisión.

—No tengo elección, Peter. Si no lo hago, seguirás siendo el objetivo para otra tragedia como ésta.

—Por el amor de Dios, Victor, no volveré a caer en la misma trampa.

—Cegado por tu ego, me sorprende que hayas sobrevivido tanto tiempo sin hacer ninguna otra estupidez —dijo Victor en un tono enojado—. Peter, eres una responsabilidad política y parece que no lo entiendes. Si ComStar no hubiera detectado el holovídeo de tu acción entre el material que habíamos enviado, ahora mismo me vería obligado a juzgaros a ti y a tu lanza por crímenes contra la humanidad en un juicio público. Además, tendría que condenaros.

—Castigarías a los criminales por atentar contra gente inocente.

—Eres un Davion, un Steiner-Davion, pero en la isla de Skye ser un Davion es ser culpable de entrada.

—Desde mi punto de vista, Victor Davion es el único sospechoso.

—¡Y desde mi punto de vista, Peter, tú eres famoso por tu habilidad en dejarme a mí en evidencia!

—Ahí está, ahí está el meollo de la cuestión —dijo Peter señalando a su hermano con el dedo—. Me tienes miedo. ¡Tienes miedo de que la gente se preocupe más por mí que por ti! Tienes miedo de que sea más popular. ¡Reconócelo!

—¡Eso es ridículo, Peter! —gritó Victor al tiempo que se ponía en pie de un salto y se paseaba de arriba abajo de la estancia—. Eres una insignificancia en el gran esquema de las cosas. Puede que incluso una molestia, pero no una amenaza. Tengo que llegar a un acuerdo con Ryan Steiner ahora mismo y, aunque no sirvas más que de mera distracción, puedo permitirme el lujo de que una se interponga en mi camino.

—¡Eso es mentira!

—Tal vez te gustaría que lo fuera, pero no es así. Francamente, Peter, si Kai y Galen no hubieran destrozado a los luchadores de Ryan en Solaris con tanta facilidad y si Katherine no hubiera hecho aquel discurso, Ryan se encontraría en una situación de mucho poder. Por el momento, su plan ha fracasado y gracias a Katherine ahora se ha visto obligado a negar su relación con la Milicia de Skye Libre. Como la Legión de Gray Death todavía posee el territorio de Glengarry, la rebelión está estancada. Si las circunstancias no hubiesen conseguido desviar la atención del tema Bellerive, ya te habrían encarcelado por tus acciones.

Peter se echó hacia adelante mientras su enojo empezaba a dar paso a las marcadas arrugas de su joven rostro.

—La política, Victor, no está hecha para los guerreros. Yo soy un guerrero. No puedes despojarme para satisfacer una táctica política.

—Ese es el problema, Peter. Te ves como un guerrero y no te das cuenta de que todo es política.

La mirada de Peter se posó en la de Victor.

—Te equivocas.

—¿Ah, sí? Tú te ves como un guerrero y yo te veo como un títere. Cuando estabas en la Milicia de Lyons eras un títere muy valioso. La Milicia no significaba nada y, sinceramente, aparte de tu lanza, no estaba ni estoy ahora muy seguro de la lealtad de la unidad. Tu presencia y tus buenas obras con las fuerzas de conservación fueron de gran ayuda. Yo mismo lo veía, igual que Ryan, razón por la cual me obligó a eliminarte del juego.

—No puedo creer que seas capaz de bailar al son de la música de Ryan Steiner.

Victor hizo caso omiso al tono de burla que se desprendía de la voz de Peter.

—Mejor eso que tener que dejar la lanza.

—Bailas cuando deberías estar luchando.

—Si eso es lo que crees, pido a Dios que nunca te veas obligado a sentarte en el trono.

—Entonces espero que abras pronto los ojos ante la realidad. Recuerda, Victor, que si tú mueres yo estoy un paso más cerca del trono.

Victor negó rotundamente con la cabeza.

—Si yo muero, la Mancomunidad Federada se viene abajo conmigo.

Peter se quedó boquiabierto y cerró la boca de nuevo.

—No creía que fueras tan arrogante, Victor.

—No es arrogancia, Peter —dijo Victor entrecerrando sus grises ojos—. Yo soy el estado. Soy todos sus habitantes. Tengo que darme cuenta de todo para poder hacer frente a todo. He tenido que sublimar al guerrero que hay en mí en beneficio de la gente de la Mancomunidad Federada.

—Y en detrimento mío.

—¿Quién es ahora el arrogante? —dijo Victor mirando fijamente a su hermano—. Puede que lo veas como un detrimento, pero lo que te pido es en nombre de la Mancomunidad Federada. Tal vez no te guste, pero tendrás que hacerlo.

Peter levantó la cabeza.

—Lo haré si me parece justo.

—Lo harás te guste o no, Peter —dijo Victor al tiempo que miraba a Curaitis de reojo—. Se te proporcionará información sobre lo que necesites saber, pero nada más.

—¿Lo que necesite saberi —exclamó Peter con expresión de incredulidad—. ¿Crees que no se puede confiar en mí?

—Lo que yo piense es insustancial. Es el Departamento de Inteligencia el que toma esas decisiones.

—¿Así que el Departamento de Inteligencia te absuelve de toda responsabilidad?

—De ningún modo.

Los ojos de Peter brillaron de ira.

—¡Entonces acepta tu parte de responsabilidad, maldita sea! No me dejes en la oscuridad. ¿Cuántos secretos sabes, Victor? —preguntó con una mirada desafiante—. ¿Quién mató a nuestra madre?

—No lo sé.

—No me mientas, Victor. Tú sabes algo —dijo Peter girándose para mirar a Curaitis—. ¿Usted lo sabe? Le ordeno que me lo diga.

—No diga nada, Curaitis —dijo Victor al tiempo que se colocaba entre Peter y el agente—. Te digo que no sé quién ordenó el asesinato de nuestra madre. Si lo supiera, si tuviera pruebas, la vengaría inmediatamente. De eso puedes estar seguro, Peter. Lo juro sobre su tumba y sobre las tumbas de todos los arcontes que han ocupado el trono de Tharkad.

—Es el primer comentario sincero que has hecho hoy, Victor. Me alegra saber que aún eres capaz de ser honesto —dijo Peter apoyándose en el respaldo de la silla con los ojos todavía iluminados—. No dejaré que me despojen. Si no tengo un ’Mech, si no puedo desempeñar mis funciones de guerrero, prefiero estar muerto.

—Esa es una solución, pero la encuentro inadmisible.

—Por ahora —añadió Peter.

Victor respiró profundamente y se sentó frente a su hermano.

—Mira, mi primera misión fue con los Duodécimos Guardias de Donegal. No era donde quería estar, sino donde nuestro padre creía que podía ser más útil.

—Y mi misión con la Milicia de Skye Libre, según tú, era el puesto perfecto para mí —dijo Peter con el entrecejo fruncido—. Merezco algo más. Merezco algo mejor.

—Dejando a un lado la verdad o falsedad, no te dejaré al mando.

—¿Por qué no? Nuestro padre te consiguió un puesto con los Décimos Guardias Liranos y tú continuaste hasta alcanzar la gloria militar en la guerra contra los Clanes. ¿Por qué no me envías con ellos? No tienen a ningún Steiner-Davion en sus rangos y sabes que recurrirás a ellos cuando llegue el momento de aplacar la rebelión. Yo puedo dirigirlos —dijo Peter en un tono helado—. Nuestro padre lo haría si estuviera vivo.

—Intentó hacerlo en 3034 y cometió un grave error.

—Vaya, ¿así que ahora puedes decidir cuándo se equivocó nuestro padre? —exclamó Peter—. ¿Qué sucede contigo, Victor? ¿Cómo puedes ser tan arrogante?

—Deja ya esa historia, Peter. Es demasiado vieja —dijo Victor señalando a su hermano con el dedo—. Sé lo que hago. Nuestro padre estuvo a punto de perder la isla de Skye hace dos décadas y, como consecuencia de su acción, ahora tengo que enfrentarme al mismo problema. Sólo intento acabar con esto para que mis hijos, nuestros hijos, no tengan que cargar también con el problema.

—Sin duda, eso es lo que pretendía nuestro padre —dijo Peter sacudiendo la cabeza—. ¿Cómo te atreves a suponer sus intenciones?

—¡Puedo hacerlo y seguiré haciéndolo porque he aprendido de él! He aprendido de sus errores —dijo Victor dándose un puñetazo en la palma de la mano—. Este es un juego delicado.

—¿Y yo no soy más que una pieza de éste?

Esa cuestión ya se ha tratado antes. Irás donde yo te envíe y harás lo que yo te diga, y no hay más que hablar.

Peter se hundió en la silla y se cruzó lentamente de brazos.

—En tal caso, Alteza, ¿dónde enviaréis a vuestro humilde sirviente? ¿Me destinaréis a la Casa Saint Marinus de Zaniah para que dedique el resto de mi tiempo a la plegaria y la meditación?

—Considerado y rechazado, al menos por ahora, pero puede que cambie de opinión. Con Morgan Kell funcionó, así que tal vez funcione también contigo —contestó Victor al tiempo que observaba el miedo al exilio reflejado en los ojos de su hermano, tras lo cual sacudió lentamente la cabeza—. No, Peter, eres demasiado bueno tratando con la gente para desperdiciarte y todavía despiertas interés debido a quién y qué eres. Ahora que he tenido que recortar los fondos para el movimiento por una Capela Libre, los Zhanzheng de guang de Tormano Liao se han vuelto más atrevidos y Tormano proclama todo tipo de sandeces. Te asigno el puesto de consejero de enlace y militar de Tormano. Quiero que estés muy visible, muy solícito y tan servicial como puedas. Y, entre otras cosas, quiero que evites cualquier imprudencia de Tormano.

—Tormano es un perro gruñón al mando y yo me voy a convertir en su dócil cachorro.

—Algo así. Tú eres el jefe de la perrera que impedirá que Tormano muerda a alguien y le dará pie a gruñir más fuerte —dijo Victor con un rápido gesto de asentimiento. Y el jefe de la perrera será un guardián de sí mismo. Espero que Kai sea capaz de controlar a Peter—. De hecho, ya tuviste relación con él cuando participaste en el trabajo de conservación, así que ésta es tu nueva misión.

—Esto hace que la Casa Saint Marinus resulte más atrayente.

—Tal vez. ¿Quieres comparar ambas opciones?

—No —dijo Peter levantando la cabeza—. Así que me envías a Solaris. ¿Podré pilotar un ’Mech?

Victor se mostró vacilante.

—Para las ceremonias sí, y hablaré con Kai para que puedas entrenar con sus luchadores y mantenerte en forma para cuando necesite tu potencial militar.

—¿Puedo luchar como hizo Galen?

—No. La lucha de Solaris es un estrecho pasaje a la gloria. Entrar en combate con los luchadores de Ryan e intentar repetir la hazaña de Galen sólo nos perjudicaría. Si perdieses…

—No perdería.

Victor se encogió de hombros.

—Eso no importa. Deja de pensar como un guerrero, Peter. La batalla política requiere algo más que un ’Mech y un objetivo en el punto de mira.

Peter se levantó de la silla lentamente.

—¿Es una condena a cadena perpetua?

—Eso dependerá de una serie de factores que no están en tus manos —contestó Victor. Al príncipe le habría gustado decirle a Peter que lamentaba tener que darle esa misión, pero eso suponía una muestra de debilidad que no podía permitirse—. He pedido que transfieran tu equipaje a otra Nave de Descenso. Partirás de inmediato.

El comentario cogió a Peter por sorpresa.

—¿Tengo tiempo para visitar la tumba de nuestra madre?

Victor se quedó pensativo y asintió con la cabeza.

—Sí, sí, por supuesto, pero te irás luego. Tienes que llegar a Solaris lo antes posible.

—¿Por qué?

—Kai está a punto de defender su título y quiero que estés allí con Tormano —dijo Victor con una sonrisa en los labios—. Quiero que te hagas ver y ésta es la mejor forma de conseguirlo.

—Como quieras, Victor. Haré lo que me ordenen —dijo con una mirada de desafío que desapareció casi al instante—. Pero no olvidaré lo que me has hecho.

Peter salió de la estancia indignado y Curaitis cerró la puerta tras él.

—Alteza, vuestro hermano puede resultar difícil.

—Cierto. Enviaré un mensaje a Kai para pedirle que lo vigile —dijo Victor volviendo a su escritorio y dejándose caer en la silla. Dio un golpecito en la pantalla del ordenador y miró a Curaitis—. Deduzco de este informe que lo único que mantiene a Joshua Marik con vida es el apoyo que se le está dando.

El agente de Inteligencia hizo un gesto de asentimiento.

—Eso no es suficiente. El cáncer está fuera de control.

Victor asintió mecánicamente.

—Nuestra única opción es iniciar Géminis. ¿Empezamos diciendo a Marik que Joshua ha sufrido un derrame cerebral?

—Supone alteraciones del habla, la memoria y la personalidad.

—Hágalo y dejemos que Joshua tenga una muerte natural.

—Entendido.

Victor se apoyó en el respaldo de la silla.

—Sé que me dará algún consejo sobre lo que voy a decirle, pero quiero que lo haga. Envíe al asesino a Solaris y póngalo en algún lugar seguro.

Curaitis levantó la cabeza, pero su expresión no desprendía ni un atisbo de emoción.

—¿No es prematuro asesinar a Ryan Steiner?

—Usted y yo sabemos que él lo hizo. Todavía no tenemos el arma del delito, pero quiero que el asesino esté preparado para cuando la tengamos. Estoy seguro de que Ryan cometerá algún error —dijo Victor chocando los puños—. Y cuando eso ocurra, será hombre muerto.