No puedo dormir.
Mañana dejaré de ser yo misma. Caminaré por la alfombra blanca y me colocaré bajo el dosel blanco y pronunciaré votos de lealtad y determinación. Después me caerán encima pétalos blancos lanzados por los sacerdotes, por los invitados, por mis padres.
Mañana volveré a nacer: la plantilla en blanco, limpia, uniforme, como el mundo después de una tormenta de nieve.
Me quedo despierta toda la noche y contemplo cómo el amanecer rompe lentamente por el horizonte, dándole al mundo un toque de blanco.