Jack se ha vuelto un mal bicho

—Tenemos que hablar —le dijo Biz a Ev—. Jack se ha vuelto un mal bicho.

—¿A qué te refieres con eso de que se ha vuelto un mal bicho? —preguntó Ev, riendo.

Biz hizo girar el portátil y lo deslizó por encima de la mesa para que Ev pudiera ver la pantalla.

—Dios —dijo Ev, moviendo la cabeza en un gesto de incredulidad en cuanto empezó a leer—. ¿Otra vez?

Acompañando el inicio de 2010, aparecía en prensa un nuevo artículo sobre Jack, encumbrándolo como fundador, inventor, arquitecto y creador de Twitter, un artículo más que dejaba a Jack como el único empleado de la compañía, por mucho que en aquellos momentos hubiera cerca de un centenar de personas trabajando duramente para la página. Y Jack no estaba precisamente entre ellas. La situación empeoraba con cada día que pasaba. Desde su despido, Jack había aceptado entrevistas con prácticamente cualquier medio que le hubiera abordado. Blogs, periódicos, televisiones, revistas, conferencias. Sí, sí, sí, sí y sí. Atendía a todos.

Incluso Biz, que rara vez se enfadaba, empezaba a impacientarse con las extravagancias de Jack en los medios. No sólo engañaba a la prensa, sino que además no mencionaba la implicación de otro que no fuera él en la creación de Twitter. Lo que es más, Biz estaba muy molesto porque Jack estaba concediendo entrevistas en las que hablaba sobre temas morales relacionados con Twitter. Biz siempre había dejado muy claro que ni los empleados ni los ejecutivos de Twitter debían aceptar entrevistas en las que la compañía quedara plasmada como catalizadora de un conflicto social. Comentar la utilización de Twitter como herramienta para la guerra, la política o las noticias más destacadas estaba estrictamente prohibido a cualquiera que trabajara para o con la compañía. «No quiero dar la impresión de que estamos de un bando o de otro en ningún tema», decía a menudo.

Pero Jack consideraba que a él no le afectaba esta regla, y cuando hablaba sobre estos temas, solía equivocarse. En el transcurso de una entrevista grabada con el famoso artista y activista Ai Weiwei sobre el activismo digital en China, le preguntaron a Jack sobre la postura de Twitter en cuanto a abrir el servicio en China. Desconocedor de la situación política en aquel país, titubeó y quedó patente su desconocimiento de que Twitter estaba bloqueado en aquel país comunista.

Como consecuencia de aquello, Ev le pidió a Sean Garrett, que había sido contratado como director de comunicaciones para ayudar a controlar la incesante avalancha de los medios sobre Twitter, que hablara con Jack y le diera algunos consejos para el trato con los periodistas.

—Si se pasa el día hablando con la prensa, debería como mínimo saber de qué habla —dijo Ev.

Públicamente, Jack no podía explicar determinadas decisiones que estaban teniendo lugar en el seno de la compañía, y aun pudiendo hacerlo, a menudo no estaba de acuerdo con ellas. Jack seguía convencido de que Ev estaba excesivamente focalizado en la web y de que no prestaba atención suficiente a la vertiente móvil del servicio. Y no estaba en absoluto de acuerdo con un gran cambio que Ev había implementado a principios de noviembre de 2009, uno de los mayores cambios que se habían producido en la página web desde la marcha de Jack.

Ev había alterado por fin la pregunta de la cajita de Twitter, que había pasado del «¿Qué estás haciendo?» de Jack (que para Ev siempre había sido una pregunta relacionada con el ego) al «¿Qué está pasando?», que otorgaba a Twitter una sensación más similar a un blog. Era una victoria para Ev en los debates que se habían producido entre los dos fundadores en los primeros tiempos, en los que Jack defendía que todo giraba en torno al estado, mientras que Ev defendía que giraba en torno al estado de los sucesos que sucedían alrededor del usuario.

«Twitter fue originariamente concebido como un servicio móvil de actualizaciones de estado, una forma sencilla de mantenerse en contacto con la gente enviando y recibiendo respuestas breves y frecuentes a la pregunta “¿Qué estás haciendo?” —escribieron Ev y Biz en el artículo que se publicó en el blog de la página web de Twitter—. Por supuesto, alguien que se encuentre en San Francisco podría responder en este mismo momento a la pregunta “¿Qué estás haciendo?” con un “Disfrutando de una excelente taza de café”. Sin embargo, a vista de pájaro, se aprecia que Twitter no gira exclusivamente en torno a este tipo de reflexiones personales. Entre taza y taza de café, la gente está siendo testigo de accidentes, organizando actos, compartiendo vínculos, comunicando noticias».

Y añadieron: «“¿Qué estás haciendo?” ha dejado de ser la pregunta. A partir de hoy, le hemos dado otro giro. Ahora Twitter nos pregunta “¿Qué está pasando?”. No pretendemos con ello cambiar la manera de utilizar Twitter, pero es posible que ahora te resulte más fácil explicárselo a tu padre». Jack, naturalmente, no estaba de acuerdo con aquel cambio y en las entrevistas continuó hablando sobre el «estado» como la base de cualquier tuit.

Internamente, en Twitter, era evidente que Ev estaba al timón de la compañía. Pero externamente había quien creía que la dirigía Jack desde su cargo de «presidente».

Los medios de comunicación no conocían la diferencia, tal y como dejaban claro los segmentos que elogiaban a Jack como el cerebro de la operación. Un reportaje emitido por la CBS a finales de 2009 llevaba por título «El cerebro de Twitter». El reportaje se iniciaba con un presentador de la CBS hablando sobre la compañía. «A pesar de que la compañía no ha obtenido aún ni un penique de beneficios, Wall Street ha valorado recientemente la red social Twitter en mil millones de dólares —decía el presentador; a continuación, cuando aparecía en pantalla una imagen de Jack, comentaba—: Jack Dorsey tenía sólo veintinueve años cuando inventó Twitter y ahora, con treinta y dos, es evidente que ha ayudado a cambiar nuestra forma de comunicarnos».

El vídeo, que incluía una entrevista paseando con Jack, no mencionaba en ningún momento la implicación de Ev, de Biz o de Noah. «Dorsey se ha convertido en una superestrella —decía el presentador de la CBS—. El mes pasado fue protagonista de un homenaje en su ciudad natal, Saint Louis, donde ofreció una conferencia en la Webster University, recibió las llaves de la ciudad de manos del alcalde y realizó el saque de honor en el partido de los Saint Louis Cardinals».

Cuando Ev se enteró del reportaje, se limitó a mover la cabeza en un gesto de preocupación.

Cada mañana, al llegar a la oficina, los empleados de Twitter se encontraban inevitablemente con más prensa relacionada con Jack: artículos, declaraciones y entrevistas por todo el mundo. En los grandes, entre ellos Los Angeles Times, New York Times y Wall Street Journal, en publicaciones especializadas en tecnología como GigaOm, Tech-Crunch y Mashable, o en revistas esotéricas como AskMen y Alive, además de innumerables conferencias. Más adelante, Jack ofreció incluso una charla en una escuela de enseñanza elemental de Nueva Jersey.

Mientras Jack acumulaba prensa como una estrella de Hollywood en gira promocional, la gente que trabajaba en Twitter estaba cada vez más enfadada con él y en algunos casos, incómoda incluso.

Los inversores de la compañía empezaban a sentirse frustrados con la prensa. En las oficinas de Twitter se celebraron diversas reuniones para discutir cómo gestionar la situación. En más de una ocasión, Ev defendió excluir por completo a Jack de la junta, aunque luego pensó que una reacción violenta de las relaciones públicas como aquélla, y la resultante mancha en la imagen de Jack, harían más daño a Twitter del que Jack ya estaba haciéndole.

Pero no eran sólo las extravagancias de Jack con la prensa lo que estaba provocando la ira de los cofundadores y los inversores de Twitter, sino que además, mientras seguía adelante con el desarrollo de Square, su nueva compañía, Jack estaba utilizando la dirección de e-mail que conservaba en Twitter para concertar las reuniones con los inversores de capital de riesgo y los medios de comunicación, diciendo con frecuencia que estaría encantado de hablar de Twitter con ellos, cuando lo que en realidad pretendía era presentarles su nueva compañía. Cuando los inversores se dieron cuenta de esto, el problema acabó salpicando a Ev, Biz, Fred, Bijan y al resto de la compañía, y hubo nuevas reuniones para decidir qué hacer.

Estaban también frustrados por el hecho de que Jack hubiera cambiado su biografía en Twitter para aparecer como «inventor» y «fundador» de la compañía.

Habían decidido lanzarle disparos de advertencia diciéndole que dejara de utilizar el señuelo de su dirección de e-mail de Twitter, pero viendo que todo seguía igual, los altos ejecutivos, y muy especialmente Ev, decidieron que aquello tenía que acabar de una vez por todas.

En una reunión de carácter interno, Ev, Dick, Amac (el abogado de Twitter), Sean Garrett y otros decidieron que había llegado el momento de clausurar la cuenta de e-mail que Jack aún conservaba en Twitter.

Aquella tarde sonó el teléfono de Jack. Era Amac, que le explicó que iban a desactivarle la cuenta de e-mail porque estaba utilizándola con fines que podían perjudicar la imagen de la compañía. Le expuso las diversas implicaciones legales y empresariales que estaban en juego. Jack se puso furioso y llamó a Biz y a otros para intentar detener la eliminación de su cuenta de e-mail. Luego el teléfono volvió a sonar. Esta vez era Dick, que en aquel momento no se contaba precisamente entre los admiradores de Jack. Le explicó que sus giras promocionales con la prensa y la utilización de su cuenta de e-mail en Twitter para concertar reuniones relacionadas con su nueva compañía iban en detrimento de la imagen pública de Twitter y que, quizá más importante aún, iban también en detrimento de otro aspecto de Twitter que por fin, y casi por milagro, había empezado a mejorar.

Por primera vez en la historia de la compañía, había empezado a crecer una cifra que había permanecido estancada en cero desde el primer día: la de los beneficios. En diciembre de 2009 Dick había sido decisivo en el cierre de un acuerdo con Google y Bing para hacer que los casi cuarenta millones de tuits que se enviaban a diario a través de la página fueran visibles en sus respectivos motores de búsqueda. A cambio, Google había accedido a pagar a Twitter quince millones de dólares. Microsoft pagaría diez millones. Lo que significaba que Twitter cosecharía un total de veinticinco millones de dólares.

Jack estaba furioso con la eliminación de su cuenta de e-mail y exigió su inmediata reactivación.

Pero era demasiado tarde: jack@twitter.com había desaparecido. Cualquier mensaje volvía rebotado. Y Jack no podía hacer nada para remediarlo.

—¡Me han quitado mi jodida cuenta de e-mail! —se quejó a Fenton, el único aliado que seguía conservando en la junta.

Fenton también estaba furioso.

—Solucionaremos el tema, Jack —le aseguró.

Una vez más, un intento de acallar a Jack estaba a punto de tener consecuencias negativas para Ev. Jack, junto con Fenton, empezó a urdir un plan que le devolvería mucho más que su cuenta de e-mail, un plan que acabaría con su regreso a Twitter.