Jack se levantó, estiró los brazos como si fuera Superman a punto de emprender el vuelo y gritó:
—¡Sííííí!
Rabble y Blaine, que estaban sentados cerca, lo miraron como si se hubiese vuelto loco. El señor Silencio nunca gritaba ni se levantaba tan bruscamente, pero algo lo había catapultado desde su asiento como una descarga eléctrica. Jack los miró con una animada sonrisa mientras volvía a instalarse en su silla y seguía escribiendo código.
—¿Qué pasa? —le preguntó Rabble, molesto. En aquel momento, Rabble pasaba el día sentado a la espera de que lo despidieran (y no andaba desencaminado) y escribiendo código para su nuevo proyecto como hacker activista.
—Tengo la página conectada para poder actualizar un estado —respondió Jack, jugando con el ordenador. La conversación se vio interrumpida por otro «¡Sííííí!», esta vez por parte de Noah, que saltó de su asiento también con los brazos en alto.
—¡He visto la actualización! ¡He visto la actualización!
Técnicamente, no era la primera actualización de estado. Antes del hackaton, Ev había decidido construir su propia versión rudimentaria de Twitter sirviéndose de código antiguo que había utilizado para Blogger y de su blog personal, EvHead. Al experimento le llamó «Twitlog», y pese a tratarse de una versión primitiva del concepto, le ayudó a vislumbrar lo que podría ser una experiencia similar a Twitter. Como primera actualización de estado escribió: «Configurando mi Twitlog». Unos minutos más tarde, añadió: «Mmm…, ¿funcionará?». Pasó los días siguientes actualizando sucintos Twitlogs desde el teléfono. «Comiendo una galleta vegetariana de mantequilla de cacahuete. Mmm». «Deseando que Sara estuviera aquí». «Caminando hacia el trabajo». «Comiendo una hamburguesa vegetariana en el aeropuerto de Salt Lake».
Mientras los empleados observaban el experimento de Ev con Twitlog para entender si aquel tipo de actualizaciones resultaban interesantes, Jack y Biz se lanzaban de cabeza al verdadero Twitter. Florian creaba la página de respaldo, Jack la página del usuario y Biz diseñaba el aspecto del interfaz. Noah se impuso como tarea supervisar el desarrollo del logo de Twttr, que, después de varios días de iteraciones triviales, acabó pareciendo una repugnante gota de sustancia verde y viscosa. Tim ayudaba a solventar los problemas de código cuando era necesario.
Con el fin de que la página fuese sencilla y limpia, el concepto de estado original que Jack había visualizado hacía que, de un modo similar a la mensajería instantánea, el usuario sólo pudiera ver un mensaje de estado a la vez. Si un usuario actualizaba su estado, la actualización anterior desaparecía para siempre y quedaba sustituida por el nuevo mensaje de Twitter. Pero Ev defendía que, al igual que sucedía en los blogs, las actualizaciones de estado deberían tener formato continuo y mostrarse en orden cronológico. Después de que Noah pasase unos días siguiendo el Twitlog de Ev, sugirió además incorporar a las actualizaciones algún tipo de marca temporal que ayudara a conocer el momento exacto de su publicación.
Noah, Biz, Jack y Florian estuvieron trabajando intensamente durante varios días. Había errores. Problemas. Obstáculos. Las cosas se pegaban entre sí digitalmente, se mantenían unidas mediante improvisados fragmentos de código. Finalmente, dos semanas más tarde, Jack envió la que sería la primera actualización oficial de Twitter. El 21 de marzo de 2006, a las 11.50, Jack tuiteó: «Configurando mi Twttr, simplemente», similar al primer mensaje que Ev había enviado a través de Twitlog unos días antes.
Y con esta colaboración, todo empezó a ponerse en marcha. El concepto elaborado por Jack de que la gente compartiera actualizaciones de estado; la sugerencia de Ev y Biz de garantizar que las actualizaciones tuvieran un flujo continuo, similar a lo que sucedía en Blogger; la incorporación de marcadores de tiempo por parte de Noah, que además aportó el nombre y verbalizó la manera de humanizar estados «conectando» a la gente, y finalmente, las amistades y la idea de compartir con grupos que se había difundido en Odeo y entre todos los que habían trabajado allí.
Aquel día, Biz estaba trabajando desde su casa en Berkeley. Pero estaba conectado a la mensajería instantánea y vio aparecer en la pantalla del teléfono las palabras: «Configurando mi twttr, simplemente». Le envió enseguida un mensaje de texto a Jack. «¡Acabo de recibir tu estado en mi teléfono!», le dijo, y luego, haciéndole un guiño a Alexander Graham Bell, escribió, igual que hizo el inventor en 1876 para demostrar el funcionamiento del teléfono: «¡Watson, venga aquí, por favor!». Y empezaron a hablar a través de la mensajería instantánea.
Jack: «¡Estupendo! Actualiza el tuyo. Te sigo».
Biz: «Oye, eso me hace pensar en un buen eslogan para Twitter: “¿Me sigues?”».
Biz se registró entonces y envió su primer tuit: «Configurando mi twttr, simplemente».
«¡Lo tengo!», respondió Jack. Nueve minutos después llegó el turno de Noah: «Configurando mi twttr, simplemente». Crystal y Jeremy lo hicieron treinta segundos más tarde. Luego Tony Stubblebine, otro ingeniero de Odeo. Florian. Ev. Y el resto de los empleados.
Jack escribió entonces otro tuit: «Invitando a los colegas del trabajo». Biz: «Metiendo en el ajo a mis compañeros de Odeo». Dom se sumó también. Rabble. Mientras todos miraban sus teléfonos y sus ordenadores intentando decidir qué escribir, Dom, emocionadísimo, tuiteó: «Ooooooh», a lo que Jeremy replicó: «Oh, mierda. Acabo de tuitear un poco».
Cada actualización iba seguida por un coro de teléfonos vibrando al recibir simultáneamente los mensajes. Tim Roberts se sumó al juego. «Oh, creo que esto va a ser adictivo», escribió Dom. «Deseando comerme otro bocata», escribió Biz. «Hora de comer», escribió Jack. «Mirando twttr», dijo Ev. «Oh, tío, esto de Twitter me hace cosquillas en la nariz», dijo Jeremy.
Y eso fue todo. Una chispa de vida. Tuits.
«Utilizando twttr.com», escribió Biz mientras seguía con las pruebas. La primera versión de la página web era rudimentaria y sencilla. En la parte superior se leía «¿Cuál es tu estado?», seguido de una caja rectangular abajo y después una tecla de «actualización» que permitía al usuario compartir su estado. Igual que en un blog, se visualizaban también las diversas actualizaciones.
Jack se marchó de la oficina hacia las seis y se dirigió a su clase nocturna de dibujo, emocionado por saber que Twitter funcionaba, y anunció que estaba «Dibujando gente desnuda». Durante las horas que siguieron, fueron como un grupo de chiquillos que se queda a dormir en casa de un amigo y se desea las buenas noches. Como un grupo de amigos hablando sobre lo que había hecho por la tarde, cada uno en un lugar distinto, pero juntos, compartiendo una conversación. Tuiteando.
Adam: «Levantando pesas».
Noah: «Oh, mierda, creo que estoy pillando un jodido resfriado».
Jeremy: «Fantaseando con Jack y sus dibujos de gente desnuda, mmmmmmmmmmmm…, gente desnuda».
Dom: «De camino a casa».
Jack: «Dormir».
Ev: «Preguntándome si las actualizaciones funcionan».
Ev: «Feliz de que estén haciéndolo».
Biz: «Tomando un café».
Tony: «Pensando en el sueño polifásico».
Noah: «Los negocios no me dejan tranquilo».
Crystal: «Aeróbic Súper Star».
Jack: «n cm lynd, scrbnd mnsj txt».
Biz: «Accediendo a Twttr desde mi navegador Treo».
Jack: «Dormir».
Noah: «En la oficina a altas horas de la noche. Completamente perdido :-(».
Crystal: «Baño limpio, cena a base de ensalada, pronto a la cama».
Noah: «Hora de acostarme. Buenas noches».