Este libro incluye en las guardas varios mapas y esquemas con el objetivo de que sirvan de guía al lector. Uno de ellos reconstruye el escenario general, geográfico y físico, del reino cristiano del norte, el reino de Asturias, con su frontera natural en las montañas cantábricas. Se señalan algunas de las localidades más mencionadas en la narración, de manera que el lector poco ducho en geografía pueda situarlas sin problema. También se dibujan las rutas medulares del relato: la que emprenden Ramiro y Hernán en busca de Paterna, y la que después recorren Paterna y Hernán en busca de Ramiro.
Asimismo se ofrece un dibujo descriptivo de cómo podía ser Oviedo a mediados del siglo IX, lo cual sin duda ayudará al lector a seguir las peripecias de los personajes por la civitas episcopalis. Este dibujo bebe cuidadosamente en los trabajos realizados por arqueólogos, arquitectos e historiadores a lo largo del último siglo, y muy especialmente a partir de los pasados años cuarenta. He tenido particularmente en cuenta los trabajos de Borge Cordovilla. Es muy importante subrayar que numerosos puntos de la reconstrucción están sometidos a severo debate; por ejemplo, hay gran controversia sobre la naturaleza del edificio que se hallaba al sur de San Salvador, que unos dan por palacio real primigenio y otros —por ejemplo, el propio Borge Cordovilla— por palacios episcopales. En cualquier caso, lo que aquí se ofrece es una síntesis provisional con el único fin de guiar al lector y, de paso, estimular su curiosidad. Aún queda mucho trabajo por hacer en la búsqueda de ese tesoro prodigioso que era el Oviedo de Alfonso II y Ramiro I.
En El reino del norte aparece un plano de la batalla de Cornellana. Hay que decir que, en realidad, nadie sabe cómo fue aquella batalla. El croquis ofrecido no atiende al rigor histórico, sino al relato imaginado que se hace en este libro.
Por el contrario, son estrictamente realistas tanto la genealogía de los reyes de Asturias —sometida a las inevitables lagunas que la propia Crónica nos deja— como la cronología de la época. Una vez más, ambos materiales no tienen otro fin que ayudar al lector a situarse en el río de la Historia.